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Opinión

290 escritores en busca de Feria del Libro: carta abierta a una comisión

El director de Círculo Rojo habla sobre la decisión de prescindir de su editorial en esta edición de la Feria del Libro

Títulos de la Editorial Círculo Rojo durante una pasada edición de la Feria del Libro. la voz

Títulos de la Editorial Círculo Rojo durante una pasada edición de la Feria del Libro. la vozLa Voz de Almería

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alberto cerezuela

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Escribo estas líneas tras asistir —virtualmente— a la presentación de la Feria del Libro de Almería 2025. Por cierto, a cuatro días de su inicio, lo cual me parece insólito y digno de estudio, pero eso es harina de otro costal.

Veo que este año la feria se presenta con un carácter más almeriense, centrada en lo local (algo que aplaudo) y con menos presencia de autores top o best sellers. Y es precisamente por eso que mi asombro crece: el Área de Cultura, Tradiciones y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Almería, junto al Gremio de Libreros, organizadores del evento, han decidido prescindir de Editorial Círculo Rojo.

Llevo 17 años dedicándome al mundo de los libros y, sin ánimo de presumir, solemos estar presentes en las ferias y congresos literarios más importantes del mundo: Frankfurt, Nueva York, Miami, Guadalajara (México), Liber, Sant Jordi (donde este año volveremos a montar el stand más grande de autoedición en plena Rambla de Barcelona). Y, como almerienses que somos —en mi caso, más que el Indalo—, lo que siento es una mezcla de estupor y resignación. Porque esa comisión que organiza la feria no ha querido contar con nosotros.

Para quien no nos conozca: somos Editorial Círculo Rojo, la editorial de autoedición más importante de Europa —sí, de Europa, dato corroborado en la reciente London Book Fair, a la que, por cierto, fuimos invitados—, y tenemos el honor de tener nuestra base de operaciones en Almería, esta provincia donde el sol brilla más que algunas decisiones.

Desde que en 2014 volvió a celebrarse la Feria del Libro de Almería, hemos estado allí. Firmando libros, recibiendo autores, generando movimiento, llenando hoteles, restaurantes y librerías. No como adorno, sino como motor. En esta edición de 2025, teníamos 290 autores dispuestos a venir a esta tierra: a firmar sus libros, a tapear, tomar cervezas y vinos, saborear nuestra gastronomía, hacer turismo y conocer nuestro patrimonio. Y a demostrar, en definitiva, que la cultura también puede mover la economía.

Y lo más paradójico es que, según el programa oficial, esta edición es más almeriense que nunca y más austera que en años anteriores. Precisamente por eso, por ser más local, es cuando más sentido tendría que estuviésemos nosotros. Pero no.

Resulta que este año la “comisión organizadora” —esa palabra ya suena a novela de espías o a junta vecinal con ínfulas— ha decidido dejarnos fuera. No porque no cumpliéramos las bases. Las cumplimos como todos los años; de hecho, son exactamente las mismas que el año pasado y el anterior, salvo por el cambio de fecha. A alguien se le ocurrió la idea de que las casetas, limitadas en número, fuesen gratuitas, así que, ante la avalancha de solicitudes (¿quién se lo iba a imaginar?), la “comisión organizadora” decidió pedir la presentación de los requisitos.

Lo curioso es que esa exigencia extra, fuera de las bases publicadas, no llegó a todo el mundo. A algunos sí. A otros, como nosotros, no. Nuestro error fue no estar atentos a los cinco días en los que se publicó en el tablón de anuncios del Ayuntamiento. Nos confiamos, pensando que, si ningún año se había requerido, este tampoco. Las bases no lo contemplaban. ¿Qué sentido tenía no presentar —de primeras— algo que cumplimos con creces? Lo hubiésemos hecho, naturalmente. Pero, mientras unos fueron avisados personalmente para subsanar ese detalle, otros fuimos excluidos con un elegante portazo administrativo.

Hemos hecho todos los esfuerzos habidos y por haber. Hemos tocado a la puerta del concejal de Cultura, que nos derivó al susodicho comité —esa especie de sanedrín cultural que actúa como si fuera la Inquisición, pero sin el talento literario de Torquemada—. Hemos hablado incluso con María Vázquez, la alcaldesa, que —justo es decirlo— nos tendió la mano y se implicó. Pero ni siquiera ella pudo hacer nada contra ese comité que no responde ante nadie y que parece tener carta blanca para decidir qué cultura es digna de ser visible y cuál no.

¿Tendrá algo que ver con la autoedición? Porque es curioso que no haya una sola empresa del gremio entre los “elegidos”. Bueno, sí que hay, pero de forma encubierta. Así es más elegante. Y curioso, como que haya muchas más editoriales de fuera que de Almería. Doblemente curioso.

Injusticia manifiesta

Ante esta situación, y considerando la exclusión como una injusticia manifiesta, hemos interpuesto un recurso potestativo de reposición, amparados en nuestro derecho como entidad cultural que cumple con los requisitos y que ha participado durante años de forma impecable en este evento. No esperamos respuesta. Y, si la hay, será después del evento, cuando el daño ya sea irreparable.

Propusimos pagar nuestra propia caseta —aprovecho para recordar que este año eran gratuitas, de ahí el aluvión de solicitudes—, y también se nos negó. Propusimos instalar una carpa independiente, sin molestar a nadie, dentro del marco de la feria. También se nos negó. Pedimos algo tan sencillo como una invitación formal, como las que otras ferias del libro conceden sin problema a editoriales con trayectoria. Aquí, ni eso. Cuando alguien no te quiere, cualquier excusa es suficiente.

Y uno se pregunta: ¿haber publicado más de 40 000 títulos en los últimos 17 años no es suficiente bagaje? ¿Haber puesto a Almería en el mapa editorial europeo no es motivo suficiente para reservar, aunque sea, una esquina en la feria de su propia ciudad?

Pero, como no somos de los que se quedan en casa a lamerse las heridas, hemos hecho lo que mejor sabemos hacer: buscar soluciones. Y así, gracias a la complicidad del restaurante Gamberro Napolitano, situado al inicio de la feria, hemos acordado utilizar su terraza para instalar dos carpas propias, donde se celebrarán firmas de libros, presentaciones y actividades durante los días del evento. Porque, cuando una puerta se cierra por dentro, a cal y canto, nosotros abrimos una ventana al aire libre, con libros, autores y lectores.

Habrá una mesa redonda de autores de libros de historia (Pepe Sedano, Eusebio Rodríguez Padilla, Jorge Barroso y Fran Martín), cuentacuentos a cargo de Sonia Cruz, la presentación de Diario de un romancero, del almeriense Manuel Iribarne (CEO del exitoso pódcast Del pico al micro), a quien acompañará Brianeitor; y la charla de Rubén Villalobos, el egiptólogo más conocido. Todos almerienses, por cierto, ya que llevamos a Almería por bandera.

Nosotros seguiremos haciendo lo que sabemos hacer: editar, publicar, defender a nuestros autores y poner a Almería en el mapa cultural europeo. Aunque algunos prefieran que sigamos en silencio, apartados y —si puede ser— agradecidos.

No cuenten con lo último. Y, visto lo visto, tampoco cuenten con nosotros en adelante.

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