La mala imagen del empresario
La mala imagen del empresario
No está demasiado contento el presidente de Asempal, José Cano, de la imagen que trasciende del empresario a la sociedad. Tendrán que buscar una manera de cambiarla. Estoy de acuerdo con él en que algunos textos educativos de los que llegan a los más jóvenes no les dejan en muy bien lugar. ¡Estos políticos! Los empresarios, como reflejo dE toda la sociedad, tiene sus garbanzos de los que avergonzarse, y ellos lo saben, pero también de los que no. Lo que ocurre es que suenan más los primeros. Se hacen más famosos en la prensa. El anterior presidente de Asempal no ha dejado una buena imagen entre sus trabajadores, ¿lo recuerda, don José?. Que “rarito” resulta que el señor Cano no se acordara de él a la hora de analizar la impresión e imagen que dejan en la sociedad los empresarios. Era nada más, ni nada menos, que el presidente de la patronal en Almería. Las generalizaciones son siempre injustas, lo sé. Sin duda que hay empresarios que se merecen el reconocimiento de sus empleados. El pasado fin de semana conocí a uno de Granada, afincado en El Ejido durante los últimos veinticinco años, que puede presumir de ello. ¿La excepción que confirma la regla? Es posible. Hay otros. Algún sindicato ha dado premios a empresarios almerienses por su trayectoria y comportamiento. Aunque, que quieren que les diga, no me fío demasiado de esos premios. ¡Tienen tanto por qué callar los sindicatos! En una cosa estoy de acuerdo con don José Cano: “Los empresarios no son necesarios, son imprescindibles en nuestra sociedad”. Ellos, y solo ellos, son los que crean los puestos de trabajo.