A pesar de tener problemas de audición y considerar que el volumen del micrófono estaba demasiado alto, todo lo cual me ocasionó que no disfrutara del recital que Ginés Reche hiciera de su poemario “Cuando el tiempo”, o precisamente por eso, me compré el libro.

Y este domingo, tumbada al sol, me lo he leído entero. Hacía mucho tiempo que no me pasaba algo así, sobre todo con un libro de poesía. Lo normal era que fuera picoteando aquí y allá, leyendo este o aquel poema, pero que empezara por el prólogo y acabara con el epílogo, amén de las citas iniciales, eso es algo inaudito en mí últimamente.

Como indica Antonio García Soler en la contraportada, “Cuando el tiempo, Cuando el amor y Cuando la vida”, las tres partes que componen este poemario recuerdan a los temas que Miguel Hernández abordó en sus “Tres heridas”. La de la vida, la del amor, la de la muerte.

Es un deleite el prólogo de Francisco Domene, su manera de expresarse con tanta sinceridad y a la misma vez con cierta ironía, sutil y delicada. Interesante también el epílogo de Antonio Carvajal, un Premio Nacional de Poesía que todavía desconozco porque no he leído nada de él.

Pero lo trascendental reside en los versos de Ginés Reche. De cada parte, además de enamorarme de sus correspondientes citas, he seleccionado, respectivamente, las últimas estrofas de tres poemas: “Nacer, crecer y estar/contigo, /morir.”; “Vendimiémonos. / Hasta el último sorbo, /bebámonos.”; “El mundo va a estrellarse/por nosotros, hermano, /en el fondo del mundo.”

Seguiría copiando más versos. Me encantan estos: “Porque vivir en ti/es mi muerte perfecta.”. No pararía, me han cautivado por completo, desde la misma dedicatoria: “A los que son en mí: tiempo, amor y vida”. Es un compendio tan exacto que no se puede expresar mejor.