El puro de Rajoy
El puro de Rajoy
Desde luego el país está para tomarse un cigarro puro. A poder ser en el extranjero. Es lo que ha hecho Rajoy tras una azacanada mañana de trabajos y discursos más o menos diplomáticos apostando por una España aseada y grande. Por la Quinta Avenida de Nueva York, trasunto de la Calle de Alcalá aunque con un cielo más presuntuoso, camina la delegación española muy seria. El presidente levanta la cabeza para echar el humo hacia el exterior. Dice la prensa que habló "a la inmensa mayoría". Al parecer un periodista que sin duda estaba viendo por televisión los últimos sucesos de España preguntó a Rajoy por todos nosotros.
España es fantástica, dicen que dijo con una táctica constructiva. Mal día escogió Rajoy para cantar las excelencias de nuestro país. Aquí resonaban los nuevos presupuestos con los mercados castigándonos por las noticias que llegan de Cataluña. Los recortes presentes y futuros viven con el agua al cuello a grandes sectores de la sociedad española desde funcionarios a pensionistas. Y no hace falta volver sobre los batallas de manifestantes y policías en los aledaños del Congreso de los Diputados. La gran pregunta en este momento es saber quién puede estar contento con esta situación podrida que ni fumándose un puro se puede mirar con optimismo. Sabemos que el humo idealiza la realidad como cuando el tren dejaba sus nubes blancas sobre el paisaje, pero parece que no hay quien consuele esta España que se ha echado a la calle a protestar contra la política del Gobierno. Tenemos ahora en candelero una frase que se repite sin cesar. La frase es ésta: "sí o sí". Digan sí o sí cuándo y cómo llegará el rescate y cuándo los desequilibrios de la económica española nos dejarán crecer. Si no lo saben, no afirmen que vamos en la buena dirección, porque toda esa retórica no es otra cosa que el humo del puro que se fuma Rajoy para relajar del problema.