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Lo de Vera

Hace falta valentía (y dinero) para que aquella lágrima de Peret no siga cayendo en la arena

Temporal en la costa de Vera que anegó las viviendas de las urbanizaciones el pasado fin de semana.

Temporal en la costa de Vera que anegó las viviendas de las urbanizaciones el pasado fin de semana.La Voz

Manuel León
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Manuel León

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El agua -de lluvia o de mar- cuando se levanta como la torrentera que trovaba Sotomayor no hay quien la detenga. Sobran los ejemplos, de antaño y de hogaño. El último, el de la zona naturista de Veraplaya el pasado fin de semana, cuando el temporal de levante inundó casas, patios y garajes, cuando aquella lágrima de Peret cayó en la arena, atemorizando a los residentes.

La arena de la playa de Quitapellejos, en Palomares, y de Veraplaya se ha ido malogrando, en un proceso pausado pero continuo e intimidatorio, fundamentalmente tras la construcción de la presa de Cuevas que aportaba esos sedimentos colosales cada vez que el río Almanzora salía por sus fueros, colmatando la costa y llenando de arena el granero de la playa.

Eso lleva sin ocurrir desde hace ya más de 40 años y de aquellos polvos estos lodos. Las playas levantinas, como las del Poniente, son cada vez más débiles frente a los ataques del agua del mar cuando se endemonia. Si se observan fotos del litoral de esa zona en los años 60, se observa cómo la berma (parte más elevada de la playa) es copiosa formando incluso dunas. Pero sin ríos no hay arena natural, y lo que se ha hecho estos últimos años por parte del Ministerio del ramo es rociar las playas con arena artificial para salvar la temporada veraniega, a la espera de que el primer levante se llevase ese esfuerzo inversor (el último de 50.000 metros cúbicos por valor de 400.000 euros frente al Hotel naturista y Natsun duró lo que dura un telediario) ante el embate de las olas. El espigón que se construyó al comienzo de la zona naturista tampoco ha ayudado a que se regenere la playa a Poniente, porque la dinámica litoral es norte-sur y cualquier espigón que se construye deja a la playa siguiente huérfana de arena. La propia construcción de residenciales cerca de las zonas arenosas de la playa ha hecho modificar la línea de litoral y taponar los movimientos naturales de arena, convirtiendo lo que eran playas vírgenes en playas artificializadas.

A toda esta falta de aportes del río Almanzora y la construcción cerca de la línea de costa se une el ascenso científicamente probado del aumento del nivel del mar por el cambio climático (siempre habrá quien lo niegue). De hecho, un informe de Greenpeace, publicado en 2024, incluye las zonas de Punta Entinas Sabinal, Cabo de Gata, San José, La Isleta del Moro, Aguamarga, Carboneras, Garrucha, Vera y Terreros, como litorales amenazados por la elevación del nivel del mar que erosiona la costa. “Por cada centímetro de subida del mar se perderá un metro de costa”, escribe Greenpeace citando un informe de la NASA. De hecho, Veraplaya ha pasado de tener una anchura de 120 metros de arena a 60. 

El alcalde de Vera, Alfonso García, y el presidente de la Asociación vecinal Veraplayazul, Miguel Jurado, han exigido con ahínco al Ministerio de Transición Ecológica, ante las inundaciones de estos días, que construya urgentemente los dos espigones prometidos como Tierra de Canán, para frenar estos embates marítimos. Pero no parece que haya espigón en el mundo que frene la subida del mar. El problema no es de Vera, es de todo el litoral Mediterráneo. Sin ir más lejos ahí está Balerma afectado por los espigones de Balanegra, ahí está Punta Entinas, ahí están los Bajos de Roquetas. Cualquier intervención humana modifica la dinámica litoral. El Puerto de Almerimar -donde la dinámica es Sur-Norte- afectó a las playas de Roquetas.

Pero a la postre, a cada uno le duele lo suyo y mucha razón tiene el regidor veratense Alfonso en pedir una solución a quien competa y que sea urgente, porque Vera se juega mucho al depender su economía en gran medida del turismo como se está demostrando estos días en FITUR. No se puede estar a la espera de ese vellocino del oro que será el AVE y su Estación en la Media Legua y al mismo tiempo tener un problema grave como es el de una playa en extinción. Por eso habrá que hacer unos espigones en Veraplaya, pero no unos espigones convencionales, aseguran los que entienden, que traspasarían el problema a la hermana playa de Puerto Rey, sino unos espigones hemitómbolos (diques exentos), en paralelo al litoral, como los que existen en la playa de El Palmeral de Almería, que, aunque son más onerosos, no bloquean la dinámica litoral. Ojalá haya suerte. Vera lo merece.


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