La regeneración
La regeneración
Suele decirse que la historia no se repite pero no podemos negar ciertos paralelismos con épocas distintas en la medida en que actúan las mismas fuerzas ya sean progresistas o reaccionarias. A primeros del siglo pasado los españoles discutían el problema de España.
La pérdida de las colonias y el pesimismo amargo del 98 (la Castilla que desprecia cuanto ignora de Machado) inspiró el llamado regeneracionismo promovido por Joaquín Costa (l846-l911). Escuela y despensa. Revolución desde arriba.
Pronto quedaría el político aragonés defraudado con el egoísmo de las clases dirigentes. Así que no tuvo más remedio que radicalizarse y buscar a los de abajo. La España de hoy, trufada de corrupción y vida muelle entre las clases altas, requiere otra regeneración moral. No es probable que nos saquen de la crisis los mismos que lo provocaron y no deja de ser una vergüenza que entre la espuma diaria que emerge de la caverna mediática hablemos tanto de Dívar y de banqueros.
Ahora se pone el acento en ellos pero en las cajas de ahorros quebradas mandaban los políticos. En fin, Dios los cría y ellos se juntan. Tras la prima de riesgo de ayer pensé que habiamos caído al precipicio. Pues bien, abandonemos de una vez el negativismo. Demos paso a un rearme moral. En las guerras de la independencia aprendimos que lo que no hace la ciudadanía no lo arreglan los fanfarrones de la Corte. Vienen tiempos duros pero este pueblo sabrá salir del atolladero y no me digan que soy escéptico por esperar más la revolución desde abajo que desde arriba. Como dice la Marca España: trabajar, innovar, competir. Vale, vale.