Banderines
Banderines
Pagar, lo que se dice pagar, lo hacen siempre tarde y mal. No obstante, hay que saludar en los responsables de la Junta de Andalucía en Almería un importante ánimo creativo capaz de elevar la morosidad al rango de disciplina artística. No crean que les hablo de algo nuevo. Hace ya muchos años el periodista inglés Thomas de Quincey supo ver el lado más hermoso de los crímenes en su libro, “Del asesinato considerado como una de las bellas artes” (1827), que todo cargo electo debería repasar de vez en cuando para fortalecer los pilares de su ética. Aplicándolo a los tiempos actuales, saber convertir el incumplimiento propio en denuncia contra otro y conseguir trasladar la responsabilidad de la deuda al acreedor es un logro al alcance de muy pocos y pocas. Por lo tanto, sugiero que a partir de ahora la información sobre las ruedas de prensa de la Junta de Andalucía no se publiquen en las secciones de Local, sino en la de Actualidad Poética. Y es que hay más metáfora y más métrica en las declaraciones de los delegados y delegadas almerienses que en una recopilación de los Banderines del Zaguán. Y así les comento que en el último recital de delegadas, protagonizado por las señoras Ferrer y Valverde, se alcanzó un clímax poético cuando, hablando de los Talleres de Empleo para mujeres maltratadas, llegaron a la conclusión de que la culpa de que esta iniciativa llevara retrasada un año es del Ayuntamiento (¿?) puesto que no ha cubierto el dinero que ellos no quieren o no pueden poner. Sorprendentemente, aquí la culpa no la tiene el que deja de pagar lo firmado, sino el que no asume la deuda del moroso y adelanta de su propio dinero la parte que el incumplidor no tiene a bien aportar. En fin, ya decía Baudelaire que “la irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.” Loor a las delegadas de la Junta y a sus juegos florales. Ojalá nos sigan sorprendiendo con la belleza y el estupor que produce siempre la contemplación de la irregularidad coronada de laureles.