La Voz de Almeria

Opinión

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Embargado por la emoción y, aún vidriosos los ojos, trato de reponerme para escribir unas líneas tras el visionado del vídeo elaborado por militantes del PSOE en el que piden perdón por los errores cometidos durante el gobierno de Zapatero.


Nadie duda de la experimentada capacidad persuasiva del aparato socialista introduciendo argumentos emocionales para expiar su innegable involucración en la ruina que nos asola. Recuerden algunos ejercicios antológicos: OTAN, de entrada No. Magnífico malabarismo ideológico que otorgó la imperecedera cualidad de “encantador de serpientes” al inigualable “estadista” Felipe González.


Supongo que el citado vídeo habrá conmovido a unos poco avisados; pero no me imagino a Manuel Pizarro de entre ellos. Aún me rechina el televisivo debate electoral con Solbes cuando, visiblemente perplejo, Pizarro escuchaba los argumentos refractarios a la crisis del ministro de Economía del Gobierno de Zapatero que, por otro lado, lanzaba a sus ministros a “vivir la vida en colores ¡coño!” y, de paso, tildar de antipatriotas, tristes, pesimistas y cavernarios a todos aquellos que osaren mentar la crisis.


En aquellos momentos la crisis era un invento de la derecha que trataba de perjudicar a Zapatero por interés electoralista. Llevábamos año y medio perdido, con la burbuja estallada y las esquirlas hiriendo mortalmente la economía de España; pero era necesario ganar las elecciones “como sea”, incluso llevando al país a la ruina; tal como se hizo.


Era evidente el clamoroso aislamiento de ZP en los foros internacionales donde se le podía ver solo, inane, ido, ignorado, evadido… era como un apollarde inherente a su condición de pánfilo sin fronteras, pero de eso nada.


Los fútiles intentos de conjunción planetaria con Merkel, Obama y las autoridades de la Eurozona eran correspondidos con una más que hiriente displicencia que inducía a la conmiseración. Y esto no era más que la lógica reacción al conocimiento de una estrategia sectaria, sobradamente conocida por los estadistas internacionales. De ahí que nadie se le acercase para evitar la contaminación o posible connivencia en los descabellados propósitos de un presidente que prefirió ganar las elecciones asestando un golpe de traición premeditada y de consecuencias, ahora, tristemente conocidas.


Los chicos del vídeo, alentados por Tomás Gómez y Carmen Chacón, parecen buena gente; tan buenos parecen como la ministra que mandaba firmes con trémula convicción, la misma entereza que le sirvió para emparejarse con los de la “puta España” y ahora destaca con crítica de salón para retomar protagonismo en acto de contrición pastelera y sobreactuada. Por cierto, en la profusa reata de disculpas no encuentro ninguna que aluda al milmillonario saqueo de los ERE en Andalucía; es más, no encuentro un marcado acento andaluz que pida perdón por la desleal deriva institucional de la Junta de Andalucía, que sigue idénticos pasos que Zapatero.


Nadie me va a convencer ni conmover por una petición de perdón a resultas de un dolo calculado y alevoso. Vergüenza les tenía que dar mentar el perdón que ya pronunció Azaña por otros motivos y circunstancias. Baste recordar los mejores momentos de Zapatero con su tropa ministerial: Bibiana, Bermejo, Solbes, Caldera, Maleni, Pajín, Rubalcaba, Chacón… estos son, entre otros/otras, los que urdieron y defendieron la estrategia de la confrontación, la funesta recuperación del guerracivilismo y el desenterramiento de la mala leche olvidada en la Transi

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