La Voz de Almeria

Opinión

Un repaso a las mayúsculas y minúsculas en la nueva Ortografía (y II)

Un repaso a las mayúsculas y minúsculas en la nueva Ortografía (y II)

Publicado por

Creado:

Actualizado:

El sambenito era un letrero que se colgaba en las iglesias con el nombre y castigo de los penados y las señales de su castigo. Posiblemente, sea de aquí de donde proceda la frase “Colgarle a uno un sambenito”, con la que queremos significar que alguien ha sido desacreditado o difamado sin fundamento. Pero es más factible que la frase proceda de otro significado de la palabra sambenito, término con que se conocía   una insignia de la Santa Inquisición, que se echaba sobre el pecho y la espalda del penitente reconciliado. Sea cual fuere su origen, la frase hecha tiene el sentido anteriormente aludido.


Algo de esto, aunque sin descrédito o difamación pero sí erróneamente, ha pasado con las letras mayúsculas, de las cuales existe la creencia de que nunca llevan acento gráfico o tilde aunque les corresponda ortográficamente.  ¡Claro que las mayúsculas se acentúan! Además, siguen las mismas reglas que las minúsculas. Por tanto, se pondrá la tilde no solo en los nombres propios (Ángel, Ángeles, Álvaro) o palabras escritas con todas las letras en mayúscula (BÁRBARO), sino también en cualquier nombre común que ortográficamente le corresponda. Solo los nombres y apellidos extranjeros están exentos de cumplir estas reglas, ya que seguirán las que les sean aplicables en su lengua de origen. Esta falsa creencia de que las mayúsculas no se acentúan se debe a un problema  técnico de épocas pasadas, cuando en la composición tipográfica  muchos juegos de caracteres no contaban con mayúsculas acentuadas; además, las máquinas de escribir antiguas no disponían de la  posibilidad  de escribir con tilde tales grafías sin herir el cuerpo de la letra. Ambas consideraciones hicieron creer a mucha gente que las mayúsculas no llevaban la tilde. Afortunadamente, estos problemas técnicos hoy no existen.


Como anunciamos hace quince días, en esta columna vamos a hablar de vocablos que se escriben con mayúscula, al menos de algunos usos que, a veces, pueden resultarnos dudosos. Veamos los siguientes ejemplos: «El jefe del Gobierno no podrá asistir mañana al Parlamento»,  «Los reyes se encuentran en viaje oficial en México, donde fueron recibidos por el presidente Calderón» o «El ministro de Defensa  se desplazó a Afganistán para visitar a las tropas españolas». En ellos, podemos observar que, tal y como vimos en el artículo anterior, los cargos y títulos (jefe, reyes, presidente o ministra) se escriben con minúscula, sin embargo, se escriben con mayúscula los nombres de las instituciones: «El Tribunal Superior de Justicia es un órgano jurisdiccional integrado en el Poder Judicial de España» o  «El Defensor del Pueblo es un alto comisionado de las Cortes Generales». En estos casos, señala la Ortografía (pág. 483),  la mayúscula no concierne ni a los artículos ni a conjunciones, ni preposiciones si estas no tienen una especial relevancia semántica en el significado de la denominación. Esto quiere decir que en casos como  «el Defensor del Pueblo» el artículo y la preposición irán en minúscula como ocurrirá en «Asociación por la Defensa de las Minorías» o en  «Asociación en defensa de la Sanidad», con las distintas preposiciones. Por el contrario, aquellas otras preposiciones que sí tengan ese contenido semántico en la denominación pueden escribirse con mayúscula  «Médicos Sin Fronteras» o

tracking