El astrónomo y astrofísico Eduardo Battaner dice en su fantástico libro `Física de las noches estrelladas’ que, si queremos comprender el Universo, antes debemos comprender el átomo, algo que sin duda le ocurrirá al español Diego Fernández Ortiz, que con nueve años y su mirada inocente y fresca ha descubierto en la constelación del Pez Volador una supernova, una explosión violenta de una estrella originada en apenas unos segundos, a diferencia de lo habitual en el Universo, y es que todo ocurre lentamente en comparación a la vida del ser humano.

La gravedad de la otra catarsis expansiva descubierta, la que supone para nuestra vida democrática lo acontecido en las elecciones andaluzas, está por determinar. Dependerá de cuánta representación consiga en el futuro la extrema derecha, de cuánto se radicalicen PP y Ciudadanos para pelear por el mismo electorado y a cuántos pactos de gobierno lleguen.

Pero será crucial la respuesta de la izquierda a este retroceso populista/fascista en derechos y libertades, incompatible con salir a la calle a protestar sobre el resultado de unas elecciones democráticas un día después de celebrarse. Lo que no se ha movido en décadas hoy explosiona como una supernova en décimas. Tendremos que explicar mejor nuestras políticas migratorias; habrá que garantizar que la igualdad territorial no dependa de los apoyos para conformar gobiernos, y propiciar acuerdos sobre cuestiones de estado; pero además hay que hacer ver que el socialismo es sinónimo de igualdad, la cual no se consigue dándole a todo el mundo por igual sino aquello que cada cual necesita para vivir dignamente y en igualdad de oportunidades.

Y es que, así como los astrónomos conocen muy bien el envejecimiento de las estrellas como para poder predecir cuándo se puede convertir en supernova, los políticos deben conocer muy bien los átomos que conforman nuestro universo ciudadano para tratar de contrarrestar fuerzas y evitar así el colapso que derive en una supernova política.