La Voz de Almeria

Opinión

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En el año mil novecientos setenta y seis, usé como texto de felicitación el siguiente: “Tu voz y mi voz/ y mil millones de voces/ serán protagonistas/ del más fenomenal concierto:/ el indescriptible concierto de la paz”.


Después, durante muchos años siguientes he utilizado la misma fórmula, agregándole:”Hoy en el año…..esperamos aún que se celebre ese concierto”.


Ahora y en muchas ocasiones escribiría la misma fórmula y seguiríamos pensando en que continuábamos a la espera del concierto, aunque nos sonara todavía a lejano.Y es que la fantasía es muy libre, va y viene, se encoge y se extiende, marcha y retrocede, está y no está.


No sabemos cuándo la paz instalará definitivamente su presencia, pero cuando la instale tenderá a que sea definitiva o, al menos ,asi lo deseamos.


Un año más usaríamos idéntica fórmula y seguiríamos esperando…y es que la vida es repetición de actos, sin que esto resulte monótono y sin que haya dos días iguales a otros ya fenecidos.


Hemos brindado en su momento porque los días de dos mil doce sean iguales o parecidos a los de dos mil once y los vivamos en una felicidad similar a los que recientemente pasaron, aunque con una numeración distinta.Porque la vida no es cuestión de números; es cuestión de días con sus amaneceres y sus atardeceres y su ir y venir, y sus memoraciones y sus olvidos y sus años que se estrenan, se conservan y se terminan, casi sin darnos cuenta.


Es asi, queramos o no, nos guste o no nos guste, sea rápida o nos haga esperar. Y lo que sigue siendo como siempre, no hay por qué cambiarlo, porque más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.


Mi deseo sería que cada año que se inicia venga acompañado de algo que rompa la monotonía del discurso del tiempo, manteniéndose lo bueno definitivamente igual e intocable y lo cambiante con tendencia a seguir cambiando para mejorar. Y todo dentro de la monotonía de la vida diaria, que no por monótona deja de ser interesante.


Leo lo escrito y parece una felicitación. Pues vale que así sea, porque para desear que los demás sean felices cualquier momento es bueno. Y si es dentro de la paz, mucho mejor…


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