El cambio necesario
El cambio necesario
Dice Pablo Alborán en su canción -perdóname-, que "esto se acaba aquí, no hay manera ni forma de decir que si". Lo mismo parecen querer decir los andaluces al partido gobernante en esta comunidad, un partido que después de treinta años de permanencia en el poder ha convertido la institución autonómica en una fábrica de escándalos. Hasta sus votantes de antaño han abierto los ojos: después de tres décadas de excesos no hay hucha, ni músculo, que consiga permanecer en pie.
Los socialistas se marchan del poder sin decir adiós: no van a pedir perdón. En estampida siguen pisando la dignidad de tantos andaluces que depositaron su confianza en ellos, y la de tantos otros que nunca lo hicieron. Hoy vemos a algunos responsables y ex responsables autonómicos más tiempo en la puerta de los juzgados que en sus quehaceres cotidianos.
Hoy, quienes llevan gobernando en Andalucía desde el principio de la democracia, siguen justificando lo injustificable, cargando contra quienes se han atrevido a levantarse frente al poder establecido, contra quienes osan confesar que durante mucho tiempo muchas cosas se han estado haciendo mal.
Los escándalos del fondo de reptiles con el que se ha beneficiado a cargos socialistas y a familiares y amigos que nunca trabajaron en las empresas en las que los prejubilaron, los presuntos tratos de favor de la familia Chaves, las ayudas y subvenciones que han sufragado fiestas y otros menesteres, los desvíos de dinero público que parecen haber tenido destinos inconfesables y las empresas creadas al amparo de la Junta de Andalucía que según fuentes policiales han dilapidado millones de euros, ocupan hoy una continua presencia en el ámbito informativo.
Llama especialmente la atención que hasta el Presidente autonómico, José Antonio Griñán, defienda como argumento único la manipulación de pruebas frente a las sospechas de prácticas irregulares en empresas públicas como Invercaria, tanto como que los casos que investiga la justicia se refieran a fondos destinados a la creación y mantenimiento del empleo.
Nuestra provincia tiene hoy un porcentaje de desempleo del 33 por ciento. Esta cifra debería hacer sonrojar a cualquier político con responsabilidad de gobierno, más aún cuando el objetivo de su gestión es buscar soluciones a los problemas de la sociedad a la que representa. El paro ha pasado de ser un problema a constituir una lacra social que mina las posibilidades de desarrollo de una tierra que se ha hecho a si misma, con ingente esfuerzo, y que ve quebrado su progreso.
Durante el primer acto sectorial del Partido Popular en la recién iniciada campaña autonómica, el Alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, dijo ayer que "en ocho años de socialismo en el gobierno de la nación se han destruido en Almería más empleos que en toda la democracia. Y los que han contribuido a ello vienen ahora a pedir el voto". La situación es extrema: al finalizar la etapa de José María Aznar en el Gobierno de España, Almería tenía un 7,5 por ciento de paro. Entre 2004 y 2011, durante las dos legislaturas de gobierno socialista, se han destruido en España tres millones de puestos de trabajo. En Almería son ya 120.500 las personas que no encuentran empleo.
En el acto celebrado ayer con trescientas mujeres almerienses, la Alcaldesa de Madrid afirmó que "esta es la diferencia entre un gobierno que promueve el progreso y la prosperidad y otro que nos ha conducido a tal destrucción de empleo y bienestar social: el socialista, ha conseguido multiplicar por 5 el numero de parados en esta tierra". Ana Botella se mostró taxativa en la "necesidad de confiar en nuestras posibilidades, en las de nuestra nación y en las de nuestro gobierno:
igual que hemos conseguido un mejor gobierno en más de la mitad de los municipios almerienses, en casi todas las autonomías y en España, el cambio necesario está próximo en Andalucía", dijo. l