Lo guay que somos
Sería fácil centrarme hoy en el sempiterno problema catalán, con planteamientos enrocados por parte y parte, y de la necesidad de un faro potente y equidistante que nos guiara por una tercera vía; o focalizar la atención en las primarias del PSOE de Almería y la lucha de algunos por pillar el anhelado buen sillón de poder. Pero quiero detenerme en un problema real que afecta a muchísima gente vulnerable, porque creo que es en eso en lo que debemos estar quienes concebimos la política como servicio y ayuda a la gente, mirando a los problemas de frente en lugar de crearlos, y desde una actitud comprometida.
Por eso hoy, Día Internacional contra la explotación sexual y el tráfico de mujeres, como mañana, tenemos la obligación de abrir los ojos. Son muchas las mujeres, niñas y niños engañados, que sufren abusos de poder, amenazas, raptos, explotación sexual,… Las hay quienes piden asilo, migran o no tienen dinero para mantener a sus hijos, trasladadas de su país con la promesa de trabajo, y que se encuentran atadas a las mafias, solas, sin libertad y vejadas. Realidades que nos acompañan pero que no vemos, o no queremos ver, y que no se darían si no hubiera clientes. En sus objetivos, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible contempla poner fin a toda clase de discriminación y violencia de género, así como la explotación sexual. Y en esta tarea, tienen una labor fundamental los gobiernos locales porque, desde la cercanía, los problemas de la gente se atajan con mayor eficiencia. Por eso es inconcebible que no se haya puesto aún en marcha un Plan Integral, aprobado desde 2010 en Pleno del Ayuntamiento de Almería, a propuesta de los socialistas. Es lamentable que se realicen dos actividades puntuales para cumplir con el expediente y limpiar falsamente algunas conciencias. ¡Señoras, señores, hablamos de personas!, y se merecen mucho más que la foto para colgar en Instagram y fardar con los amiguetes de lo guay que somos.