La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas, Elsa González, ha insistido en que se retire la publicidad institucional a los medios de comunicación que inserten anuncios de contactos, ya que en su opinión este tipo de inserciones convierten a la mujer en mercancía y suponen un ataque a su dignidad. Incitar a la prostitución desde la prensa puede ser un hecho económicamente rentable, pero escasamente presentable desde un punto de vista ético ya que a pesar de lo que cuenta el cine de género, no es cierto que las señoras que se dedican al tema lo hagan llevadas de una irrefrenable pulsión a la cuchipanda íntima. Son casos dramáticos, mayoritariamente protagonizados por mujeres, sometidas a un régimen próximo a la esclavitud, y a cuya explotación contribuyen la inmensa mayoría de medios. Pero una cosa es el sentido ético del periodismo y otra la cuenta de resultados de cada empresa editora. Están las cosas como para oponerse a los ingresos de este tipo de anuncios por regomello humanitario. De hecho, lo cierto es que la práctica totalidad de medios incluyen este tipo de anuncios, quizás desde la convicción de que el sector no dejará de publicitarse por ése u otro medio. Y pájaro que vuela, a la cazuela. No será muy noble, pero es más innoble poner en la calle a los redactores. En todo caso, siempre es de agradecer que esta especialidad publicitaria nos deje perlas como la obtenida ayer en un diario local: "Soy una amazona salvaje. Mi deseo es poder cabalgar en la llanura de tu alcoba." Que lo publiquen en la sección de hípica y asunto resuelto.