Periodistas acosados y señalados
¿Presiones a la prensa? La primera vez que alguien pidió mi cabeza fue en 1990, poco después de que el director de LA VOZ DE ALMERIA, Pedro Manuel de la Cruz, me encargase unas columnas de efervescente crónica social. A los dos días de comenzar la serie, un concejal del PP entró en la redacción dando voces. Años después, los vecinos de una localidad almeriense anunciaron el flete de autobuses para manifestarse ante la sede del periódico, en la vieja Avenida de Montserrat, como protesta por una jovial columna en la que había descrito el paso de algunos vecinos del mismo por un programa –entre costumbrista y pintoresco- de Canal Sur. Aún conservo la doble página que trató esa peripecia. Y ha habido más casos en los que siempre he contado con la serenidad y buen juicio de mis jefes. Por no aburrir más, diré que la última vez que alguien ha protestado por mis opiniones fue hace un par de años, cuando el Grupo Municipal de Izquierda Unida censuró mi presencia semanal en un programa de la televisión municipal. Trabajar entre apremios y amenazas no es infrecuente para los que se dedican al viejo oficio de contar lo que pasa. Presiona el político, sí, pero también el cliente, el anunciante y todo el que se siente capaz de parar una noticia o silenciar a un informador. Por lo tanto, nadie puede sorprenderse de que la Asociación de la Prensa de Madrid haya dado amparo a un grupo de periodistas acosados, señalados y amenazados por Podemos y su entorno. En el esquema social de este grupo de inspiración totalitaria, las libertades –la de prensa una de ellas- son imperfecciones que deben ser corregidas con la doble P: Presión y Purga. Igual que en las calles de Cuba o Venezuela las brigadas de adeptos señalan, acosan e insultan a los disidentes, los podemitas te ponen en el centro de su diana virtual y te sueltan la jauría tuitera. Y eso, insisto, no debe sorprender a quien sepa lo que son. Lo que sí llama la atención es que haya periodistas encantados de participar, como lebreles, en esas cacerías de discrepantes.