Se agolpan ahora en mi mente tantos recuerdos y momentos vividos, que aún me cuesta trabajo el pensar que ya te has ido. Se me hace tan difícil pensar que ya no estás con nosotros, el no poder volverte a ver, el no poder abrazarte o darte un beso… Será muy doloroso el no verte cada fin de semana en el cortijo donde nos reuníamos, como siempre, para ver los partidos del Real Madrid, esos que tanto te gustaban, y a donde te dirigías en ese preciso momento en que se paró el tiempo. Pero aunque en presencia no estés, estarás acompañándonos en nuestros corazones y nuestra mente, ya que el destino ha querido jugarnos esta mala pasada. Has sido un padre ejemplar, por eso tienes tres hijos maravillosos, Benito, Ana Mari e Indalo, que gracias a ellos podremos tener un poquito de ti, porque ellos son tu ejemplo a seguir y lucharán por salir adelante. También fuiste un marido ejemplar: aquí nos has dejado a la tita rubia a la que cuidaremos entre todos y le sacaremos las sonrisas de donde no las haya. Le daremos todo el cariño del mundo y todas las fuerzas necesarias, para que cuando estés por su mente(como estás a cada momento) que sólo piense que tú, desde arriba, la estás cuidando y protegiendo, y que cuando mire al cielo te vea reflejado con una gran sonrisa. Y que todos nos acordaremos de ti en cada segundo que pase. Un abuelo que todo niño quisiera tener. Por eso miraremos mucho por tus tres nietos: Jesús, Nadia y Alejandro, les hablaremos de ti cuando sean más grandes, les diremos lo buena persona que eras y el cariño que derrochabas por los tuyos. Como tío siempre has sido el mejor del mundo, siempre con tus bromas, dando siempre cariño… Lo echaremos mucho en falta, pero recordaremos todos estos momentos con todo el amor del mundo. Desde arriba, cuida de nosotros y protégenos como lo que eres, un ángel que nos abandonó para subir al cielo…