Laura Pollán, líder del grupo disidente de las Damas de Blanco y uno de los rostros más conocidos de la causa por los presos políticos cubanos, falleció el pasado viernes 14 de octubre, a los 63 años, en La Habana, tras una semana en estado muy grave por una insuficiencia respiratoria y descompensación diabética. Maestra de profesión, Laura Pollán decidió romper el hermetismo que la caracterizaba y salir a las calles de La Habana a manifestarse en el año 2003, cuando su esposo, Héctor Maseda, fue condenado a 20 años de cárcel por sus ideales políticos, arrestado junto con otros opositores en lo que se llamó la ‘Primavera Negra’. Para ganar fuerza en su lucha, Pollán comenzó a reunirse con otras mujeres a las que les había sucedido lo mismo: sus esposos o hijos estaban presos por pensar diferente, con penas de entre 6 y 28 años de cárcel. Como distintivo, las mujeres comenzaron a vestirse de blanco y a llevar gladiolos en las manos para exigir al Gobierno la liberación de decenas de disidentes cubanos, no sólo sus familiares. De este modo nació lo que ahora todos conocemos como ‘Las Damas de Blanco’. Después de haber sufrido represiones y amenazas, y de haber marchado insistentemente por varios años, Pollán pidió en 2009 al cardenal cubano Jaime Ortega que intercediera por ellas y sus familiares presos ante el Gobierno de la isla. Ese fue el detonante para un inédito diálogo entre la Iglesia y el Gobierno de Raúl Castro, y el comienzo de un proceso en el que intervino el gobierno de España a través del ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos, y que llevó a la liberación de decenas de presos políticos, entre ellos su marido - que integraba el grupo de los 75 presos liberados-, la mayoría de los cuales tuvo que emigrar a España y otros países con sus familiares. Pollán permaneció en Cuba, y continuó marchando con las Damas de Blanco hasta poco antes de su ingreso hospitalario.