David Bisbal y el andalucismo

Lo que nos separa a los almerienses del resto de andaluces es tanto o más que lo que nos une

David Bisbal.
David Bisbal.
Javier Adolfo Iglesias
09:00 • 02 mar. 2023

Viví un curso en Cádiz y cuando oían mi acento me preguntaban de dónde era. Cuando llegó carnaval fue emocionante escuchar esos tanguillos dedicados a las marismas de Almería, con sus girasoles y caballos salvajes por la dehesa de los Filabres. Me quedé impactado por el gran conocimiento y difusión de Carmen de Burgos,  Antonio de Torres, o Nicolás Salmerón. Lo anterior es ironía, lo siento, los andaluces occidentales conocen menos Almería que los manchegos o madrileños. Cuando hablaba de la cultura de las tapas de mi tierra, me contestaban “aquí en Andalucía…” ante unos aburridos ‘shisharrones’.  



Para mí, lo mejor de la gala del 28-F fue nuestro David Bisbal, con su naturalidad y acento almerienses siempre insobornables. En contraste, la presentadora recuperó milagrosamente su acento sevillano que desde hace años había suavizado en sus programas de la tele nacional. Hablar de orgullo andaluz no es malo, pues los humanos vivimos de, en y con ficciones, individuales y colectivas. Sin embargo no debemos olvidar que nuestro ‘andalucismo’ es un nacionalismo como cualquier otro, aunque el nuestro sea amable, cultural, abierto y solidario a diferencia de otros como el catalán.



Lo que nos separa a los almerienses del resto de andaluces es tanto o más que lo que nos une. Y no es solo físico, como las autovías que llegaron con décadas de retraso (o la que aún no llega). Sobre todo nos distancia la ignorancia de Almería que aún tienen los andaluces que se consideran los depositarios del andalucismo. Y para solucionar esto necesitamos también orgullo, esta vez almeriense. Así que proclamo mi doble orgullo por David y por su padre José Bisbal, nuestro campeón almeriense y andaluz.








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