Globos de amor

En un mundo de zozobras y sinsabores, se agradecen otras elevaciones, sobre todo, otros globos

José Luis Masegosa
09:00 • 13 feb. 2023

El mundo es cada vez más una aldea global para todo, incluso para los desechos y residuos. Al menos así lo contaba ayer en LA VOZ el compañero Álvaro Hernández, quien nos daba cuenta del hallazgo en el Polo Norte de los restos de una caja de frutas de Almería, y es que a estas alturas pocas cosas pueden quedar ocultas en la faz de la Tierra. Ahí tenemos el globo chino sobrevolando el espacio yanqui, y sus precedentes que ahora se han conocido. Parece que la aventura voladora encuentra muchos adeptos en  el país mandarín. Pocos años atrás, el rockero chino Wang Feng envió dos anillos en un dron a la actriz Zhang Ziyi, protagonista de “Memorias de una geisha”, para pedirle el matrimonio. Sin embargo, entre los vaivenes mundanos parece que escasean los  objetos que puedan endulzarnos la vida.



Puestos a colocar artilugios en el espacio, por qué no se recupera la elevación de los tradicionales y viejos globos aerostáticos que junto a los fantoches nunca estuvieron ausentes de todo programa de fiestas populares que se preciara. Y, además, algo tuvieron que ver en esta actividad los hijos de China, así como en las mágicas sombras del país asiático, esas habilidades manuales que divertían nuestra infancia y a las que magistralmente ha cantado Joan Manuel Serrat : Sombras de la China,/sombras de la China./Vea correr la liebre por la cortina,/al ganso haciendo el ganso,/al héroe y al villano.



En lugar de hacer grandes dispendios y de tensar al mundo con iniciativas  “meteorológicas”, los chinos y no chinos debieran suplir estas aventuras por otras menos ambiciosas pero más humanas, pues la actualidad no está para tirar cohetes. En un mundo de zozobras y sinsabores, se agradecen otras elevaciones y, sobre todo, otros “globos”, como el que hace unos años encontró en un pino el cazador Lucas Muñío, en la localidad turolense de Alcaine, cuyo contenido era un mensaje del enlace de la pareja francesa integrada por Cédric y Rachida, quienes quisieron compartir su amor con los anónimos destinatarios del artefacto volador. Mejor estos globos de amor.








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