Cultura de Paz

Es como un sueño que queremos cumplir pero que por más que lo intentamos resulta inalcanzable

Pedro Mena Enciso
00:12 • 24 ene. 2022 / actualizado a las 08:59 • 25 ene. 2022

El 30 de Enero, Día Internacional de la Paz, me gustaría aprovechar la oportunidad para reflexionar con el deseo profundo de que con nuestra vida y actitud cambiemos la sociedad que nos rodea para transformar juntos la cultura de guerra y violencia por una cultura de paz y libertad.



 Cuando veo esas imágenes de niños que no han conocido desde su nacimiento otra cosa que la miseria y que utilizan como juguetes la metralleta, siento muy dentro de mí dolor e impotencia. Creo que ésta es una de las situaciones a las que deberíamos hacer frente si es que tenemos intención de hacer un mundo mejor.



 La Paz es una especie de sentimiento, como un sueño que queremos cumplir pero que por más que lo intentamos resulta inalcanzable. Mis alumnos me preguntan ¿Por qué los responsables públicos piden más dinero para gastos militares? ¿Para que reine la paz es necesaria la guerra? Todos (políticos, militares, ciudadanos de diferente ideología, raza y religión) hablamos y deseamos la paz, pero ¿Cuántos nos movilizamos día a día para luchar por ella? ¿Acaso la Paz es el sometimiento de los débiles a los poderosos por medio del silencio y la obediencia? ¿Por qué no se refleja, en los Presupuestos Generales del Estado, una partida destinada íntegramente a conseguir la Paz “pacíficamente”? 



Las personas con alguna responsabilidad social tenemos que buscar y favorecer la comprensión internacional y la Paz porque, como se dice en la Constitución de la UNESCO: “Puesto que las guerras nacen en las mentes de los hombres, es en las mentes de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la Paz”.



Me gustaría que nuestros jóvenes solucionaran los conflictos a través del diálogo y tuviesen en la Paz su mayor ideal para que la raza humana no siga autodestruyéndose y que los más poderosos cambien de rumbo y ayuden a los más humildes a salir de la agonía en que viven, víctimas inocentes del desorden político y económico internacional que caracteriza al mundo actual.



 ¿Qué estamos haciendo mal?, ¿En qué nos estamos equivocando? ¿Por qué no acabar ya con el sufrimiento y el dolor de millones de personas que lo único que quieren es que se les reconozca y respete su derecho a la vida?



Como dijo una periodista afgana, “Las guerras sólo sirven para desbaratar las vidas” y es verdad que “La paloma blanca de la paz está negra por el humo de los conflictos bélicos”, sin embargo, como la esperanza es lo último que se pierde, quiero pensar que algún día se aclarará la mente y el corazón de los hombres.




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