Los besos perdidos

Ginés Parra Córdoba
00:28 • 16 abr. 2021 / actualizado a las 07:00 • 16 abr. 2021

“A dónde irán los besos que guardamos, que no damos, a dónde irá ese abrazo si no llegas nunca a darlo”. Desde el día 14 de marzo del año pasado, se truncaron, se rompieron, se prohibieron, besos, abrazos, achuchones... Para los que somos muy dados a expresarnos  de esa forma, que nos gusta mostrar con algo más que palabras, el encontrarnos con otra persona, que nos gusta expresar y que nos muestren el cariño, desde ese día se nos hizo y nos sigue siendo difícil, privarnos de esa forma de mostrarnos. 


Qué difícil se nos hace no darle un beso y un abrazo prolongado a tu padre o a tu madre, que tal vez vive sola, que ha sido su cumpleaños, que ha flaqueado en algún momento y no has podido abrazarla, o incluso sujetar su mano entre las tuyas. Qué duro, para esos abuelos que no han podido y han reprimido besar a su nietos, acogerlos en su regazo y apretujarlos perdiéndolos entre sus brazos. Como muchos padres, al visitar con los niños a sus padres, no los han soltado de la mano, para que no saliesen corriendo y saltasen sobre su abuelo y se abrazaran con fuerza a su cuello.


Probablemente, en todo este tiempo se nos habrá ido un ser querido y no solo no hemos podido asistir a su despedida, sino que tal vez pudiendo ir, no hayas podido abrazar y besar a nadie de los tuyos, cuando a veces, en esos casos, lo que sobran son las palabras y son los gestos, el contacto físico, el que lo dice todo, el que habla y expresa todo lo que deseas, piensas y sientes.



Qué decir cuando llegó la Navidad, que no podíamos juntarnos, y además los deseos de feliz Navidad y de un buen año nuevo, se limitaban a una simple llamada de teléfono, tal vez el momento del año donde las personas mas se besan y abrazan, queriendo trasmitir los mejores deseos de alegría.


Tampoco podemos dejar pasar esas edades en las que fluye el amor, en la que el roce el contacto físico es imprescindible. Esos adolescentes y jóvenes, que han  reprimido sus instintos y sus deseos de expresarse el amor, tal vez por ello algunas parejas se han diluido y otras que no habrán surgido por la falta de esa expresión, a veces irrefrenable, de mostrar el cariño.  



Cuanto besos perdidos, ahorrados, dejados. A algunos les vino bien, aquellos que ya antes de la pandemia, cuando te veían acercarte, ponían la palma de la mano delante para frenar tus impulsos y te decían “que no soy de besos”. Esos se han visto liberados, pero esos son los menos. El ser humano, necesita del contacto físico. Algunos padecemos “sed de piel”, necesitamos ese contacto físico casi al mismo nivel que otras necesidades básicas . Esos sencillos gestos cotidianos como un abrazo, pasear cogidos de la mano, dar o recibir una caricia, con toda seguridad contribuyen al bienestar físico y mental. Por tanto si estamos ahora carentes de ello, algo en lo más interno de nuestro ser no funciona bien.


Ojalá muy pronto consigamos superar todo esto con la ayuda de la ciencia, aunque esos besos y abrazos que no dimos, aunque se organizase una gran besada, no se podrán quedar, no se pueden recuperar, se perdieron sin ser dados en el momento oportuno. Eso si tal vez podamos darle más valor  y cuando los podamos dar, los demos con más sentimiento, con más razón, mas convencimiento y con todo nuestro cariño. Y sentimos ese contacto físico como la mejor de las expresiones, que un día, coyunturalmente nos vimos obligados a privarnos de ello. Cansado de saludos chocando el puño, el codo o el pie: “Y eso es lo que quiero, besos. Que todas las mañanas me despierten de esos, que sea por la tarde y siga habiendo besos. Y luego por la noche hoy me den más besos pa cenar”




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