Hasta pronto, siempre

Alejandro Aparicio
23:47 • 15 jun. 2018

Las despedidas nunca me fueron fáciles y hoy, al menos por un tiempo, comparto el último #EscuchandoMúsicaInmortal. Pensaba que éste sería el artículo que menos trabajo me iba costar escribir, pero ha resultado ser todo lo contrario, así que he decidido empezar por donde nace todo: por el principio. 



El comienzo se dio a finales del año pasado cuando decidimos empezar a publicar esta serie de artículos para acercar la Música Inmortal a todo el mundo, especialmente a aquellos que por unas razones u otras nunca terminaban de darle una oportunidad. Queríamos intentar desmitificar ciertos aspectos que la rodean y ayudar a que este género pudiera disfrutarse más. No sé si el objetivo se ha conseguido, quiero pensar que al menos ha quedado plantada alguna semilla en alguno de vosotros, en ese caso me doy por satisfecho. Sin embargo, éste era tan solo uno de los motivos fundamentales que originaron esta idea, pero he de reconocer que había también una gran razón personal, permitidme que os la cuente.



Como ya sabéis soy músico, es decir que formo parte de este mundo y me subo al escenario con frecuencia. He tenido, como otros tantos, una larguísima formación musical y he tocado y escuchado mucha Música a lo largo de los años. Mucha gente me ha preguntado en numerosas ocasiones si soy melómano, y nunca he sabido muy bien cómo responder, siempre termino contestando: soy músico. Y si no he sido más claro es porque no he podido hacerlo. ¿Me gusta la Música? ¡Por supuesto! ¿Escucho Música? Día tras día, en la gran mayoría de los casos, la que sale de mi guitarra ¿Asisto a conciertos? Con mucha frecuencia ¿Esto me hace melómano? Quizás sí, pero soy músico. Si no lo fuera, me temo que la situación sería muy distinta. En cualquier caso, es así, ahora... ¿Cómo escucho y he escuchado toda esa Música a lo largo de mi vida? Desde luego que de manera insuficiente, difícil admitírmelo, pero no tengo opción. Cuando propuse estos artículos, ese propósito personal del que os hablaba era tener que escuchar con profundidad y aprender sobre grandes obras una vez cada dos semanas. Aprender. Yo he aprendido a escuchar mientras os lo iba contando ¡Y cuantísimo me alegro! No es que antes no escuchara con atención, pero varios botones de mi cabeza se activaron cuando empecé a abordar la Música para contarla aquí.



Obviamente la responsabilidad que sentía era alta, siempre he querido intentar hablaros de cosas que os pudieran servir mínimamente para que esta Música os pudiera llegar más, y eso me requería un nivel de atención mayor al habitual. Ese nivel de atención me ha hecho descubrir, a mí que tanto llevo en esto, un mundo aún más profundo en la Música Inmortal. Y siento decir que una de las muchas cosas que he aprendido compartiendo con vosotros es que da igual lo que nos cuenten y lo que nos digan, tenemos que experimentarlo nosotros para poder ver la realidad, para poder ver la Verdad.






Yolanda Girón



Así que en cada una de las escuchas que he hecho desde entonces me he puesto las botas, las gafas de bucear y me he metido en el fango, en el submundo, en el hades y allí arriba. No de una manera técnica, para nada. Sino de la manera que cada uno de vosotros puede hacerlo. Cascos, nivel de concentración alto y una predisposición a dejarme llevar enorme y... el resultado me ha sorprendido, y mucho. Porque si haces estas pequeñas cosas abres muchos canales en ti que son maravillosos, porque permiten que la Música te penetre, permiten que la Música llene tu interior y te hacen vivir algo bellísimo, formar parte de algo grande. Y con cada escucha vives cosas distintas: vives el amor, el dolor, la esperanza, el desconsuelo, vives la alegría y el gozo, la tristeza y la nostalgia, vives un sinfín de emociones, que al ser contadas de manera abstracta y por sonidos mágicamente entrelazados hacen que cada experiencia sea sublime, o mejor dicho, una auténtica pasada. 



Sin embargo, los beneficios no quedan aquí. Porque esta manera de escuchar no deja de ser un ejercicio bestial de honestidad. Porque al abrirte así, en realidad, te estás abriendo a ti mismo. Y con ello te descubres más, y con ello te encuentras con mayor facilidad y eso sólo puede traer algo bueno. Porque descubres que escuchando de verdad la Música, te escuchas mejor a ti mismo, te permite ser más tú. Y cuando uno es cada vez más honesto,es en definitiva mejor. Quizás si cada una de las personas que formamos esta gran familia que llamamos sociedad fuera un poquito mejor, quizás así tendríamos un mundo con unos valores más humanos.


Hoy no comparto con vosotros una gran obra, al contrario, comparto una pieza de pequeño formato y hoy, me he permitido el privilegio de ser yo mismo quien la toque. Espero que la disfrutéis, yo disfruté muchísimo grabándola. Recordad que de aquí en adelante iré subiendo regularmente una nueva recomendación a la lista de reproducción de Spotify #EscuchandoMúsicaInmortal, para que así siempre tengáis un lugar al que acudir cuando queráis vivir esto de la Música Inmortal. Y por supuesto, en mi web y en Facebook y Twitter encontraréis bajo el hashtag habitual este artículo y el vídeo tan especial que hoy comparto.


No puedo más que daros las gracias a cada uno de los que ha dedicado un minuto en algún momento para leer las palabras que aquí he ido escribiendo. Sin conocerme, me habéis dado mucho. Escuchad siempre, y hacedlo con los oídos, la cabeza y, sobre todo, vuestras entrañas y vuestro corazón. 


Hasta pronto, siempre.


Alejandro Aparicio es guitarrista almeriense. Músico fuera de los cánones habituales de la música clásica, destaca por su cercanía con el público en el escenario y su sensibilidad.


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