Crónicas del ayer: Cuando ETA quiso voler a matar en Almería

Dos niños encontraron un papel en el que estaba escrito ‘Peligro bomba de ETA’

ETA quiso matar en Almería tal día como hoy.
ETA quiso matar en Almería tal día como hoy. La Voz
José Ángel Pérez
19:28 • 03 dic. 2022

El sábado 4 de diciembre de 2004 dos niños de once y doce años que jugaban en los jardines de la plaza de España de Ciudad Jardín descubren entre los setos un extraño artilugio que despierta su curiosidad. Sin pensarlo uno de ellos coge la especie de maletín y lo coloca en uno de los bancos. Miran y remiran su interior. A unos seis metros un hombre se apercibe del descubrimiento y se acerca a ellos. Mueve el artilugio y se queda estupefacto. Junto a al extraño aparato, un papel indica “Peligro bomba de ETA”. Los primeros momentos son de incredulidad. Reacciona y comenta el hallazgo a otros transeúntes. Pasan a la acción y desde un teléfono móvil informan al 091.



Cinco minutos más tarde empiezan a llegar las primeras dotaciones policiales. Un cuarto de hora mas tarde, confirmada la existencia de un extraño artilugio, la plaza de España esta tomada policialmente mientras en la iglesia se celebra una boda con normalidad.



La Policía toma posiciones y acordona toda la zona mientras se avisa al párroco para que los 200 fieles, concluida la ceremonia salgan por otra de las puertas del templo. La gente empieza a darse cuenta cuando está ya en la calle y los artificieros de la Guardia Civil, tras 40 minutos logran desactivar el artefacto en el interior de una fiambrera dentro de un maletín.



En su interior una tenebrosa leyenda anunciando que el artefacto estallará a las 13,30 del día siguiente, 5 de diciembre.



La Plaza de España estuvo acordonada desde las seis a las ocho y medio de la tarde. Detenidamente se inspeccionaron papeleras, contenedores, descampados, setos, árboles, instalaciones abandonadas, etc. buscando una posible segunda bomba, que afortunadamente no existía.






El artefacto estaba perfectamente sincronizado para que explotase a la hora fijada. La nota con las siglas de ETA era muy parecida a los mensajes colocados por los terroristas en otros artefactos que estallaron unos meses antes en varias localidades cántabras.



Dentro del capitulo de hipótesis, toma un papel importante la teoría de que los autores de la colocación de la bomba en Almería eran diferentes a los de Madrid y abandonaron nuestra ciudad el mismo día.


Se supone que actuaron “sobre mapa” como en otras capitales para colocar los artefactos en las avenidas, calles o parques con la denominación de España. Tanto la cantidad, unos 200 gramos y el explosivo coincidían con los artefactos localizados meses antes en Madrid.


El artefacto incluía un condensador, un elemento poco habitual en las bombas de ETA y el temporizador. El artefacto llevaba uno de los relojes de nueva generación de ETA. La autonomía de las pilas del artefacto hizo presuponer que la bomba colocada en la plaza de España había sido colocada uno o dos días antes. El artefacto, de iniciación eléctrica estaba compuesto por un fertilizante industrial que tiene como elemento básico el


nitrato potásico. Se trata de amoral-nitrato amónico cebado con sal- y no de amonal, nitrato con aluminio, tal como se barajó en unos primeros momentos.


Se estimó que el explosivo fue robado en Francia, según los analistas policiales y que los autores de la colocación de estos explosivos en toda España llegaron procedentes del país galo.


El 2 de noviembre de 2.007 La Audiencia Nacional condenó a 27 años de cárcel a Mikel Orbegozo y Sara Majarenas, los dos etarras del 'comando Levante', desarticulado por la Policía en Valencia y que fueron los autores de la colocación del artefacto explosivo en la plaza de España de Almería.


La organización terrorista ETA no era la primera vez que había actuado en la provincia de Almería. Hace unos veinte años, otro comando itinerante en pleno verano, colocó durante el mes de julio un artefacto explosivo en los servicios de un hotel de Almería ubicado en la zona de Poniente cercano a la capital que en aquella ocasión afortunadamente tampoco llegó a explotar.


En Almería el asunto se llevó con total discreción y los pocos periodistas que conocieron el caso, a petición de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado silenciaron la noticia sobre la existencia del artefacto para evitar así una publicidad gratuita a los terroristas que buscaban incrementar la alarma social entre los ciudadanos.


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