Romería a medio gas en el regreso de la Virgen del Mar a Torregarcía

Tras el parón de 2021, la Virgen del Mar vuelve a celebrar su tradicional romería

Álvaro Hernández
20:59 • 09 ene. 2022

La normalidad absoluta ha tomado durante unas horas la playa de Torregarcía. Solo la inevitable presencia de mascarillas señalaba que no era un año más: la Romería de la Virgen del Mar a la playa en la que apareció la talla de la patrona de Almería ha vuelto a celebrarse después de que, en 2021, la situación sanitaria impidiera que los romeros visitaran la ermita.



No obstante, no solo las mascarillas han puesto la nota característica de la romería de este 2022. Tal y como se comentaba en corrillos a los pies de la ermita, la afluencia en esta ocasión ha estado bastante por debajo de lo habitual. Quizás sea la cercanía con las fechas navideñas o el respeto que aún infunde en la sociedad la sexta ola del coronavirus, pero lo cierto es que el ambiente era notablemente menor que el de la última romería a Torregarcía, la de 2020, semanas antes de que la pandemia lo cambiara todo para siempre.



Y, además, también había otro punto distinto respecto a las romerías de las últimas décadas. Antonio Gómez Cantero se estrenaba como obispo en la misa de 12 que presidía él mismo desde el interior de la ermita de Torregarcía. Una homilía de tan solo cinco minutos vino a dejar clara la línea de este episcopado. "Tenemos que estar con todos, y tenemos que estar volcados con todos, incluso con los que no piensan como nosotros", planteaba Gómez Cantero en su homilía. "Tenemos que ayudarnos unos a otros porque nadie se salva solo. Nadie", sentenciaba. 



"La Virgen del Mar no mira a su hijo, mira a su pueblo, mira abajo. Que Ella nos ayude a vivir felices, a ayudarnos unos a otros", afirmaba el obispo, en referencia a la talla de la patrona de Almería. 



El regreso



A la llegada de la imagen vicaria de la Virgen del Mar a su ermita de Torregarcía, el alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, reiteraba su "agradecimiento a todas las personas que hacen posible que hoy los almerienses podamos congregarnos en la playa de Torregarcía para honrar a la patrona de Almería en una romería que está siendo participativa y a la vez segura".



"Quiero dar las gracias a los miembros de la Hermandad, a la hermana mayor que son los organizadores y llevan poniendo todo su empeño, cariño y dedicación desde hace tiempo. También a los policías locales, a los bomberos, miembros del Infoca, protección civil, voluntarios, la hermandad de la Macarena... Las cientos de personas que hoy trabajan en una celebración popular, de la gente de Almería, que tras un obligado parón vuelve a celebrarse, en un año en el que podemos ver una imagen remozada de la ermita. Hemos acometido una inversión por algo mas de 12.000 euros para remodelar interior y exterior retomando la imagen original de la ermita, blanca y azul, para que la disfruten los almerienses", afirmaba Fernández-Pacheco.



Junto a la ermita, un escenario esperaba las actuaciones de folclore que llegarían tras la misa episcopal en una playa en la que no faltaba de nada: el tradicional mercadillo, gofres, churros y un ambigú gestionado por la Hermandad de la Macarena.


La jornada

Todo empezó a las 8.30 horas de la mañana, con una misa de romeros en el santuario de la Virgen del Mar, previa a la salida de la imagen vicaria  de la patrona de Almería, en remolque, en dirección a Torregarcía.


Una vez allí, arrancaba una jornada de convivencia de lo más singular: romeros a caballo, familias compartiendo comida y bebida en mesas instaladas a la orilla del mar, compras en el mercadillo, una misa desde la barra de un ambigú con una cerveza y una morcilla y, en general, estampas típicas de un primer domingo de enero que, aunque con menos gente, ha vuelto a su cauce.


Y al regreso, que se inició a las cinco de la tarde, la Virgen del Mar paró en distintas parroquias de Almería capital hasta llegar al centro de la ciudad. Como novedad y debido a las circunstancias, la Virgen del Mar no recorrió la distancia que separa San Sebastián y el Santuario de la Virgen del Mar a hombros, como sucede habitualmente, sino que debido a las bajas entre los horquilleros, esta distancia también fue recorrida a remolque, hasta el templo conventual de Santo Domingo. 




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