Una diseñadora almeriense gana el premio Madrid Joya

Adelina Márquez Gil, arquitecta y diseñadora almeriense de joyas, ha sido premiada en la feria Madrid Joya celebrada en el Ifema. Márquez, arquitecta desde hace dos décadas hace dos años que empezó a compatibilizar ambas tareas en su despacho de la calle Real y ahora ha visto recompensada su dedicación con este galardón.

Su colección Windows ha sido seleccionada en el certamen Madrid Joya Designers 2015 y sus trabajos han sido expuestos en esta muestra que reúne a los principales diseñadores, fabricantes, importadores y firmas internacionales.

Márquez realiza sus diseños en Almería y se materializan en un taller cordobés. Utiliza piedras naturales como ágata, nácar y zirconita. Asegura que “estoy empezando en este sector que es muy cerrado y que hay que conocer bien”. Realiza en su despacho del casco histórico almeriense bocetos de anillos, colgantes y pendientes. La Feria ha galardonado a la almeriense teniendo en cuenta su apuesta por “nuevas iniciativas en el marco de la competitividad y calidad de los proyectos, situándose en el primer plano de la industria joyera”.

Inspiración
Joyas Agata Gil es la marca con la que opera la profesional almeriense. “Considero que mi forma de diseñar joyas está íntimamente relacionada con la arquitectura, que ha ocupado buena parte de mi vida.

Siempre me apasionó el mundo de la joyería, desde el  inicio del mundo el hombre usaba objetos naturales, minerales y animales como ornamento personal para reforzar su imagen o personalidad”, señala Márquez. La diseñadora relata también que “la travesía desde el mundo de la arquitectura a la del diseño de joyas ha sido emocionante, me ha sorprendido cómo las claves esenciales que rigen ambas disciplinas pueden llegar a ser tan similares y, a la vez, diferentes”.

Explica Márquez que “la inspiración surge en cualquier momento y en cualquier lugar, me inspiro en todo lo que me rodea, naturaleza, arte, escultura y en especial en la arquitectura”.

El proceso de diseño se plasma en bocetos manuales, que luego pasan a programas de CAD y de ahí a una impresora que hace el prototipo en cera y a las manos expertas de los maestros joyeros.