Crónicas del ayer: el doble crimen del Teatro Cervantes

Uno de los casos más tráficos del siglo XX

Imgen de archivo del Teatro Cervantes.
Imgen de archivo del Teatro Cervantes. La Voz
José Ángel Pérez
19:54 • 20 ene. 2023

Fue el 21 de enero de 1922. Esa es la fecha del estreno en Almería de la obra teatral de Alfonso Vidal Planas, "Santa Isabel de Ceres". Una obra, cuyo argumento venía marcado por la polémica y el escándalo. Giraba en torno a la vida de las piadosamente conocidas como las "vendedoras del amor". La primera actriz de la compañía era una joven de 27 años, Conchita Robles Pérez, recientemente desligada del cuadro artístico de María Guerrero. La bella protagonista, había nacido en Almería, aunque desde su infancia por las calles de la Almedina, cuando sus padres marcharon a otra ciudad, no había venido hasta la capital. Su vida sentimental estuvo salpicada de breves amores y de escasa relevancia hasta que en su vida se cruzó Carlos Berdugo, un comandante de Caballería destinado en el Regimiento de Cazadores de Lusitania 12,



El militar era viudo, con dos hijas y le llevaba catorce años de diferencia a la actriz almeriense. Tras un noviazgo relativamente corto la pareja se casó retirando a Conchita del teatro. El matrimonio no tuvo descendencia y las relaciones entre ambos se fueron enfriando paulatinamente ya que ella echaba de menos el mundo del teatro y el militar, hombre serio y adusto no le dio facilidad para su regreso por lo que decidió separarse.



Libre de ataduras, la actriz regresa a Madrid y decide volver a los escenarios. Lo hace en el Teatro Eslava de la capital de España como primera actriz de la obra “Santa Isabel de Ceres” escrita por Alfonso Vidal y Planas.



El 11 de enero de 1922 los periódicos de la capital anunciaban la representación de la obra en el Teatro Cervantes. Al frente de la compañía figuraba como primera actriz la almeriense Conchita Robles. En la calle el ambiente estaba caldeado con opiniones encontradas. Y llegó el día 22. El ex marido de la actriz, el comandante Verdugo un día antes se desplazó secretamente desde su lugar de destino en Cuenca, con la idea preconcebida de matar a su ex mujer. Cuando estaba a punto de iniciarse la representación el resentido ex marido se presentó en la puerta de entrada de Artistas del teatro. Su presencia intimidó al portero a quien le entregó una tarjeta de visita de un empresario de Ciudad Real. Berdugo se situó junto a un tramoyista y a poca distancia se encontraba el chaval de 16 años, Manuel Aguilar aprendiz de la imprenta Peláez donde se confeccionó la cartelería. Al salir Concha del camerino se quedó petrificada al ver a su ex marido en actitud amenazante y con una pistola en la mano. La joven actriz despavorida y conociendo las intenciones de Berdugo, por instinto de conservación creyendo que podría aplacar las iras del furibundo militar se colocó detrás del joven aprendiz pensando que no se atrevería a disparar contra un inocente. El oficial sin titubeos hizo varios disparos. Los asistentes al espectáculo desconcertados no sabían nada de lo que estaba ocurriendo. El oficial con los ojos desencajados y los puños cerrados sin responderle sacó de nuevo la pistola y se disparó un tiro en la sien cayendo al suelo fulminado. El comandante fue trasladado hasta la Casa de Socorro y después al Hospital Provincial. Presentaba una herida muy grave en la cabeza, pero no murió. El 23 de enero el ataúd de la actriz fue llevado a hombros hasta las puertas del Teatro Cervantes donde le esperaba el féretro del pequeño aprendiz de la imprenta Peláez. Desde allí partió el cortejo fúnebre hasta el cementerio.







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