Llegó el olvido a la Ballena de Gabriel y de la buena gente

El espacio adoptado como símbolo para recordar al pequeño asesinado ha caído

Vista general del espacio de La Ballena.
Vista general del espacio de La Ballena. Juan Pablo García
Rosenda Mirón
20:30 • 03 sept. 2022

Tras los días de emoción colectiva desbordante que se vivieron como consecuencia del asesinato del niño Gabriel Cruz, la sociedad almeriense necesitaba y encontró, de forma instintiva, un lugar donde mitigar su tristeza, recordar al pequeño, llevar ofrendas. Fue espontáneo, un impulso de alguien que un día pensó que aquella gran ballena en las Almadrabillas acariciada por las olas del mar que chocan justo delante de ella. era perfecta para recordar al pequeño. Reunía todos los requisitos, pues al pequeño Gabriel, de ocho años de edad, le encantaba el mar y todo lo relacionado con el mundo marino.



Así fue cómo comenzó el peregrinaje de miles de almerienses que se acercaban hasta allí a depositar una vela, un peluche, una sonrisa, un beso al aire. Y hasta allí siguen acudiendo muchos almerienses a diario. A dar una vuelta, a echar un vistazo a aquello,  a dedicar un pensamiento a Gabriel. 



Una tarde cualquiera de agosto, a última hora de la tarde cuando el implacable calor de este verano interminable lo permite,  pasea por allí una familia de mediana edad con su hija adolescente: “No queda nada de aquello, ya no hay nada” afirma la madre, “algo deberían hacer, poner unas vitrinas para poder dejar los dibujos y las cosas, debería haber algo más, en su día estaba todo muy bien”.



Sentados en el pequeño muro que bordea la gran ballena, tres adolescentes cuchichean y ríen móviles en mano. Atienden con mucho interés a nuestra pregunta sobre qué opinan del estado del lugar: “Está muy descuidado, lo hemos comentado justo al llegar, qué mal está esto. Debería estar más cuidado y más por lo que es, por el niño Gabriel” afirma una de ellas.“Es que si no va a estar cuidado para qué lo han hecho, siempre que venimos lo decimos” añade su amiga.



Tras meses de peregrinación a ese punto del mapa de la capital tras los sucesos de 2018, era algo casi natural que el Ayuntamiento de la ciudad tomara cartas en el asunto y atendiera este movimiento ciudadano, adecuando la zona para, definitivamente, dedicar el espacio a la memoria de Gabriel Cruz Ramírez. Y así fue: en diciembre de 2018, nueve meses después de los hechos por todos conocido, fue felizmente inaugurada la “Ballena de Gabriel y de la Buena Gente”. Se adecuó el espacio y se rehabilitó la ballena, respetando el diseño original, con mármol gris de Macael. En total el Ayuntamiento de la capital desembolsó algo más de 182.000 euros, y consiguió dignificar el monumento para dejarlo a la altura de las expectativas de toda la sociedad. 






Aquel 29 de diciembre, día de la inauguración del monumento dedicado a la memoria del niño y convertido en un canto a la esperanza, y la solidaridad,  fue una fecha difícil de olvidar en la ciudad, un acto enfocado a la infancia y la recaudación a través de donaciones de fondos y enseres para atender a niños y niñas con pocos recursos. Todo salió como tenía que salir. Los padres, familiares y amigos del pequeño estuvieron arropados por ciudadanos anónimos, muchos niños, políticos, en la cita que fue una jornada de esperanza y solidaridad por expreso deseo de la familia de Gabriel.



Los padres, Ángel Cruz y Patricia Ramírez, en un comunicado previo al día de la inauguración, manifestaron su deseo para que tras su rehabilitación, la ballena luciese “limpia representando un espacio cargado de amor y buena gente”. 


Pero pese a los buenos deseos e intenciones de cargos políticos en aquella fecha, famlilia, amigos y todas las personas anónimas que acudían a recordar al pequeños a este rincón junto al mar, el monumento, víctima del salitre, el vandalismo, las inclemencias del tiempo y por qué no decirlo, la dejadez, presenta un estado de semi abandono con baldosas rotas o directamente robadas, farolas rotas, pintadas, suciedad…. Los paneles colocados para depositar dibujos, peluches, cualquier tipo de objeto convertido en ofrenda, están impracticables: a la intemperie, oxidados, cubiertos de pintadas.


Son bastantes las voces que se alzan ya reclamando a través de las redes sociales o por otras vías la atención y cuidados que merece La Ballena. Almería necesita recuperar ese espacio donde volcar sus recuerdos y cariño hacia Gabriel y su familia. Un cariño que sigue intacto en la memoria colectiva no solo de la provincia, porque es un hecho que muchos visitantes que llegan a la ciudad desde diversos puntos de España, se acercan expresamente al lugar para visitarlo.


Tal y como manifestaron Ángel y Patricia en aquel comunicado previo al día de la inauguración del monumento: “Se convirtió en el lugar de visita de sus amigos, de sus seres queridos y de innumerables niños y niñas que querían ser sus amigos jugando a los pescados. De madres, padres, abuelos que pasaban a llevarle flores o prender las velas para que por las noches no estuviese a oscuras”. 


Resulta inevitable plantearse si los lugares que destinamos a homenajear y recordar a personas que ya no están, por diferentes causas, una vez inaugurados caen en el olvido de quienes deben velar por su perfecto mantenimiento. ¿Para qué tanto esfuerzo y recursos entonces? Una se pregunta qué pensará la familia, los amigos, si les resultará doloroso ver en qué estado de olvido se halla el monumento que nació con vocación “de esperanza hacia un futuro mejor, el futuro que representa a Gabriel y la buena gente”, tal y como afirmó el en aquel día alcalde de la ciudad, Ramón Fernández Pacheco.


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