Más bares para el hectómetro de oro

La nueva ruta de la tapa contará en otoño con nuevos establecimientos

La sucursal de Cajamar, junto a Casa Puga, se está preparando para transformarse en una brasería argentina.
La sucursal de Cajamar, junto a Casa Puga, se está preparando para transformarse en una brasería argentina. La Voz
Eduardo D. Vicente
07:00 • 09 sept. 2018

La gran avenida de los bares sigue su marcha imparable para convertirse en el escenario principal cuando Almería sea la capital gastronómica el próximo año, si finalmente sale elegida. El llamado hectómetro de oro de la tapa, esa pequeña manzana entre la calle Real y la Plaza Vieja, no tiene límites y continua extendiendo sus tentáculos ocupando algunos de los locales que quedaban vacíos. 



El negocio parece asegurado en un territorio que en apenas tres años ha mudado su piel convirtiéndose en una ruta de peregrinación obligada para todos los amantes del tapeo, los autóctonos y los que vienen de fuera. A la sombra de Casa Puga, que hace poco más de un lustro reinaba en solitario en el barrio, han ido floreciendo nuevos negocios hasta transformar la zona en una pequeña ciudad gastronómica que es el corazón de la ruta del ocio de la capital.



Actualmente, y hasta que lleguen los que se encuentran en la lista de espera, la cifra de establecimientos de hostelería alcanza ya los veinte: Tetería Sultana, Taberna la Encina, bar Nuestra Tierra, Restaurante Cantonés, cervecería Ámbar, restaurante Aljaima, bar el Jurelico, cafetería la Chumbera, bar Entremares, cervecería las Tiendas, Casa Puga, la Plazuela, restaurante Casco Antiguo, taberna De tal Palo, bar El Vino en un barco, Patio de Vecinas, bar Bahía de Palma, el Tigre Ciego, taberna Añorga y la Tahona.



El Andaluz abrirá en la calle Marín

La calle de Marín, que parecía la hermana pobre del hectómetro de oro por su ubicación al norte del gran meollo hostelero, se ha reforzado en los últimos meses con la apertura de la taberna Nuestra Tierra, que ha tenido una gran acogida, y con la consolidación de la taberna la Encina y del restaurante Cantonés, el más antiguo que existe en la ciudad. 


Todavía sigue cerrado el bar Plaza de Cañas, que no llegó a cuajar frente al patio del convento de las Claras y la Cruz de los Caídos, pero ya está en marcha la apertura de un nuevo establecimiento al comienzo de la calle, ocupando los dos pisos de una casa histórica que ha sido rehabilitada con una delicadeza esmerada. Francisco Ortiz, propietario del célebre establecimiento el Andaluz, tiene previsto poner en marcha en los próximos meses un bar en la planta baja y arriba un salón dedicado a restaurante. Este nuevo negocio servirá para renovar el aspecto de la olvidada calle de Marín y se unirá a un entorno, el de la plaza del mismo nombre, que también está siendo remozada con el nuevo edificio municipal.




Para el próximo otoño se prepara la inauguración de un nuevo establecimiento, un bar que vendrá con vocación de brasería y que va a ocupar el local donde en la última década estuvo instalada una sucursal de Cajamar, unos metros más arriba de Casa Puga, en esa privilegiada esquina de la calle Jovellanos y la calle Mariana. Se trata de un escenario con historia, ya que la nueva brasería ocupará los terrenos donde en otro tiempo estuvo ubicado el famoso bar ‘El Paso’, el templo de los desayunos de una generación de funcionarios municipales.



Las obras de reforma del local están muy avanzadas y si no surgen imprevistos el nuevo establecimiento podría abrir sus puertas para el mes de diciembre. Antes deberá de contar con el consentimiento de los vecinos, ya que el nuevo bar ocupará el piso bajo de un edificio de cuatro plantas que se extiende a lo largo de tres calles. El propietario tendrá que salvar algunos obstáculos como es el referente a la salida de humos y  el del ruido en una zona que ya presenta un alto grado de saturación acústica por las noches, sobre todo los fines de semana. El Ayuntamiento tendrá que intentar conjugar los intereses de los empresarios con el derecho al descanso de los vecinos, un objetivo que por el momento no se está cumpliendo del  todo debido a la permisividad en la hora de cierre de los locales, lo que ha provocado ya la clausura,  de una terraza tras una demanda impuesta por un vecino de la calle Real.



La brasería de la sucursal bancaria no será el último negocio hostelero que va a llegar al hectómetro de oro. En el momento en el que la Plaza Vieja esté rehabilitada está previsto que se ponga en marcha la apertura de una taberna que tendrá el privilegio de asomarse a tres calles: la propia Plaza del Ayuntamiento, el callejón del Padre Payán y la calle de Mariana. Además, en la parte alta de la calle Real, antes de la esquina con la Plaza de San Pedro, en un edificio que hace chaflán, ya se ha colocado un gigantesco mural donde se anuncia la próxima llegada de un bar de tapas que llevará el nombre de ‘las Patronas’. Más madera para la ruta de la tapa.




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