“Sin seguridad hídrica el turismo y la agricultura se nos caen”

Entrevista a Rodrigo Sánchez Haro, consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural

Rodrigo Sánchez acaba de cumplir poco más de un año como consejero de Agricultura, sustituyendo a María del Carmen Ortiz.
Rodrigo Sánchez acaba de cumplir poco más de un año como consejero de Agricultura, sustituyendo a María del Carmen Ortiz. Fran Muñoz
Manuel León
21:54 • 22 jul. 2018

Llega a la entrevista con la energía de un becario, con una barba cada vez más juglaresca, levantando el indice y el corazón, con los patrones claros de lo que quiere que sea (que siga siendo) el campo andaluz.



Acaba de conocer a un ministro de Agricultura que antes fue lo que es usted ahora. ¿Le  ha dado algún consejo Luis Planas?
Lo conocía pero no tenía mucha relación con él. Tuvimos una reunión bilateral y estuvimos repasando asuntos relativos a Andalucía como la PAC y  los recortes del 16% que se plantean que afectarán a Almería. Él conoce muy bien la agricultura andaluza, no hay que explicarle nada.

Parece que la alimentación ya no es tan prioritaria para Europa, aunque haya que comer todos los días.
Hace unos años la agricultura era un 60% del Presupuesto europeo y ahora ha pasado a ser un 30%. Es una realidad que ha perdido interés.

¿Qué argumentos se dan en Bruselas para justificarlo?
Que hay otras políticas que reclaman más atención presupuestaria como la inmigración y la seguridad. Pero la UE debe pensar que hay que dar de comer a un mercado de 500 millones de personas.

¿Al campo almeriense cuánto llega de Europa?
140 millones, de los cuales 40 son para fondos operativos a invernaderos, el recorte es especialmente en ayudas a regadíos, del 26%, cuando nosotros aprovechamos el agua como nadie, el 74% es riego localizado y en España el 48%.

Las cifras demuestran que hay dos Almería cada vez más polarizadas: la de la costa, más rica, y la del interior, moribunda.
Y sin fondos de desarrollo rural no podremos frenar esa sangría interior, la de los pequeños agricultores que no están reconocidos porque tienen la agricultura como un complemento de su trabajo profesional. Además de la población, lo más grave es la desertificación cuando no hay cultivos. El invernadero es un muro al desierto.

¿No está garantizado el relevo generacional en el campo?
En el ámbito del agricultor de invernadero el relevo se ha incrementado en un 6%. En España ha caído un 15% y en Europa el 20%. En Almería se han incorporado unos 200 jóvenes. Hay una discreta mejoría, pero se  te cae el alma al suelo cuando ves a un hombre de 70 años llevando la oliva a la almazara cuando ahí tenía que estar la gente joven y aplicar la tecnología y la digitalización también en el medio rural, el Big Data, la planificación de cosechas y todo lo que ello implica. Aún tenemos muchas debilidades y una de ellas es la perspectiva de género, con la mitad de la población oculta. Sin la mujer no puede haber agricultura.

¿Qué otro afán tiene en la Consejería?
Queremos avanzar en el tema de la agrupación de la oferta, de los productores, de ganar tamaño para competir fuera, en un mundo  cada vez más global plagado de grandes multinacionales.

Parece que no ha tenido mucho éxito el plan para que los agricultores de alhóndigas puedan recibir ayudas de fondos operativos.
Es que es muy difícil, es como ponerse un traje nuevo, solo lo ha hecho un grupo de La Unión, que es poco teniendo en cuenta que es el 56% del sector.

Hay una cosa que no ha cambiado en el invernadero: los hijos siguen transportando las hortalizas en camiones como sus padres.
El sector está dominado por una tiranía que es la de la inmediatez, de ahí las subastas, el camión, no hay paciencia. Y hay que ver que los retos de ahora no son los mismos que los de hace veinte años. Se han dado pasos de gigante en unos aspectos, pero en otros no tanto, pero la capacidad de adaptación del agricultor almeriense es bestial.

Da la sensación de que pocos creen en el Poniente en el Puerto Seco de Níjar.  
Es una apuesta importante de la Junta de Andalucía. Hay que seguir explorando nuevas posibilidades logísticas y yo no descartaría la logística del transporte por mar, combinada con el camión, y con las exigencias de hacer desaparecer la huella de carbono.

¿Cómo va convencer al presidente Pedro Sánchez y a la ministra de Transición Ecológica de que los trasvases para el campo almeriense son esenciales?
Es que no puede ser de otra manera. Es que es una cuestión de necesidad, no hay alternativas a los trasvases. Cómo se van a mantener 20.000 hectáreas del Almanzora sin el Negratín.Padecemos un déficit hídrico de 170 hectómetros. Sin seguridad hídrica, la agricultura y el turismo se nos caen. Y tienen que complementarse los trasvases, las desaladoras, los pozos y las depuradoras.

¿Por qué  a los agricultores almerienses el Gobierno Central no les bonifica el agua desalada como en Murcia y Alicante?
Han sido todo excusas.

¿Pero ahora será más fácil con el nuevo gobierno, no?
Es exactamente igual. Hay una ley estatal de marzo de este año muy clara que dice que se bonificará el agua a los regantes del mediterráneo para que no le cueste más de 0,30 el metro cúbico en época de sequía, pero no se cumple. Con la nueva ministra creo que todo se arreglará, ya se lo hemos trasladado.

¿Cómo contempla usted la inquietud de los pescadores de arrastre con el nuevo plan de recortes de días de faena que planea Bruselas?
Llevamos dos años trabajando en un plan consensuado con el sector con todos los informes técnicos y científicos. Europa plantea pescar 160 días, cuando se sabe que todo lo que baje de 180 días al año ya no es rentable para nuestra flota. Además es injusto porque el mayor esfuerzo de reducción hasta ahora lo ha hecho el Mediterráneo, con 70 barcos menos.

La hostelería al haber menos pescado y marisco fresco también se puede resentir.
Nos puede hacer un gran daño si no conseguimos darle la vuelta en un año aproximadamente y hay  cientos de puestos de trabajo afectados.

Usted es uno de los escasos consejeros de la Junta que ha dado la provincia, se pueden contar casi con los dedos de las manos, ¿cómo irrumpió en política?
Soy de formación abogado, pero he estado en política yo creo que toda la vida, por mi relación familiar. Entré de concejal en 1999 en mi pueblo, Turre y desde entonces siempre he estado vinculado a ella. Además,  mi hermano Paco fue alcalde de Turre, mi padre Juan Sánchez fue concejal y mi abuelo Paco presidente del Comité Revolucionario. Es algo que he vivido desde que nací. Para mí ha sido siempre como el oxígeno.

¿Cómo recuerda su vida familiar en su pueblo natal?
Mi padre tenía un molino y una panadería y recuerdo las navidades con mi casa llena de gente, porque venían a cocer al horno las tortas de Pascua. No solo del pueblo, sino también de los cortijos colindantes. Tengo la imagen de mi cama llena de tortas de Pascua en tablas para hornear porque había que aprovechar todos los espacios. Se generaban unos grandes vínculos de amistad con toda la gente. Uno de los momentos más amargos de mi vida fue cuando se tiró la casa de mis padres hace unos años y ver a mi hijo impresionado viendo las máquinas agarrado a una ventana.

Además de la política, su currículum ha caminado también por el sendero del deporte.
He sido muchos años entrenador de fútbol y lo he vivido también con mucha pasión. Me saqué el título nacional de entrenador y también me especialicé en psicología del deporte. He entrenado a la Peña Deportiva Garrucha, al Carboneras y al Campo de Níjar, en tercera división, en el Campohermoso, en el Koala de Antas. Era un fútbol amateur, pero yo me lo tomaba con mucha seriedad. Lo peor que me podía hacer un futbolista era que no fuese a entrenar.

¿No aspiró a dedicarse profesionalmente?
Me pilló un momento en la vida, cuando estaba con el Níjar que nació mi primer hijo y me quería centrar en el despacho de abogado y ví que los viajes eran muy largos y decidí dejarlo, aunque tenía mucha afición.

¿Se aprende mucho en un vestuario?
Es fundamental, a mí me ha servido muchísimo. A mí siempre me ha encantado la competición, las estrategia, la táctica. Porque te das cuenta de una cosa: cuando haces piña con el vestuario, hay gente que es capaz de morir por el equipo, y eso es muy válido para la vida y la actividad empresarial.

Dicen que en un vestuario está reflejada la humanidad entera.
Totalmente de acuerdo, están todos los comportamientos humanos. Lo mejor para conocer a una persona es ver cómo se comporta en un vestuario con los niños. En las escuelas de fútbol ves cómo los comportamientos de los niños son idéntico al comportamiento del padre o de la madre. Ves niños colaboradores, respetuosos, rectos, pero también lo contrario.

El deporte, como la política , tiene buenos y malos momentos, días memorables y otros para olvidar.
Recuerdo sobre todo los ascensos con la Peña Garrucha como momentos de felicidad, con un gran ambiente, de regional a preferente. Momentos malos también en las derrotas, sobre todo por la cara que se les queda a los chavales, con los seniors es menos doloroso,  pero ver llorar a un niño tras una derrota, después de darlo todo. . .  se te cae el alma.

¿Su vida ha cambiado mucho como consejero?
Inevitablemente, porque requiere una dedicación plena, como un sacerdocio.

Existe la conciencia de que es usted uno de los consejeros más viajeros, más esforzado.  La presidenta, Susana Díaz, llegó a designarle como ‘el panzer del ejecutivo’. Un día está con la gente del olivo, otro con los de la chirla, con los de la fresa etc.
No creo que sea para tanto. Lo que hay que hacer es trabajar, estudiar bien los temas y, sobre todo, como más se aprende es oyendo a los agricultores. El contacto con la gente es muy importante. El teléfono ayuda, pero hay que viajar y ver la cara de la gente. Si un tornado se ha llevado un invernadero hay que ir allí a ver la tragedia que supone eso a una familia.

¿Cuántos kilómetros ha hecho desde que lo nombraron consejero’
Desde el nueve de junio de 2017 que fuí designado creo que he viajado casi todos los días. Llevamos unos 145.000 kilómetros de carretera, más el tren y el avión.

¿Qué coche es el que lleva?
Una furgoneta volkswagen a la que llamamos ‘Agroneta’.

¿Tiene la sensación de que el Brexit puede afectar mucho al invernadero?
Mi percepción es que no nos va a afectar demasiado por el prestigio que tienen nuestros productos en el mercado del Reino Unido y no les interesa iniciar acciones arancelarias porque ellos no tienen nuestros productos. En las reuniones bilaterales que hemos tenido he advertido que no van por ahí las cosas a mi entender.

Han pasado décadas y Marruecos parece que sigue siendo el competidor eterno del agro almeriense.
Es un competidor fuerte, lo tenemos asumido desde hace tiempo, y cada vez más. Pero no solo Marruecos, también Turquía y Egipto. Si no es Marruecos, sería otro. Nosotros tenemos que diferenciarnos por la calidad y por la producción sostenible en medio ambiente. Tenemos que seguir en esa dirección en la agricultura de Almería y parece que no lo estamos haciendo mal.

¿Se plantea usted la política a largo plazo?
La política es presente, son los momento que te toca vivir dentro de ella y nada más. Yo intento vivirlos con la mayor intensidad. La política para mí no terminará nunca,  sin embargo la actividad de cargo público si que tiene que tener tarde o temprano una caducidad. Cuando se acabe seguiré haciendo lo que he estado haciendo siempre, trabajando en el despacho de Turre y Mojácar.









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