Hablar de Almería es hablar de mar, de sol, de historia y, sobre todo, de gastronomía. La capital almeriense ha conseguido consolidarse en los últimos años como uno de los destinos favoritos de los amantes de la buena mesa, gracias a la frescura de su pescado o a la enorme oferta de bares y restaurantes que salpican cada rincón de la ciudad. 

Entre todos ellos, hay un barrio que se lleva la palma cuando se trata de saborear pescado recién llegado de la lonja: Pescadería.

Este enclave, con aroma a puerto y redes de faena, presume de algunos de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad. 

Dos de ellos se han ganado a pulso la fama y el cariño de los almerienses y visitantes: Los Sobrinos y La Lonja. Ambos figuran en la lista de imprescindibles para quienes buscan una buena fritura de pescado, un arroz caldoso con bogavante o unas gambas recién cocidas. 

Con centenares de reseñas en plataformas como Google Maps, estos dos clásicos de Pescadería mantienen vivas las raíces de la cocina marinera tradicional y suelen estar a rebosar, especialmente los fines de semana.

Sin embargo, para sorpresa de muchos, ni Los Sobrinos ni La Lonja ostentan actualmente el título de mejor restaurante de Pescadería, al menos si nos guiamos por las valoraciones de los propios comensales. Con puntuaciones de 4,1 y 4,0 respectivamente, ambos quedan por debajo de otras joyas escondidas entre los muelles y las calles del barrio.

A escasos metros de La Lonja, dentro del propio recinto portuario, se encuentra Ortuño, un restaurante que destaca gracias a su excelente relación calidad-precio y a un menú del día que es toda una bendición para los bolsillos: por solo 13 euros, se puede disfrutar de bebida, primero, segundo, postre y café incluidos. 

Su cocina casera, la amabilidad del servicio y su ubicación privilegiada le hacen alcanzar una puntuación de 4,2, por encima de los dos históricos. Una parada muy recomendable para quien busque saborear la esencia de Pescadería sin gastar de más.

Pero ni siquiera Ortuño ostenta la corona del barrio. También dentro de la zona portuaria, está el verdadero rey de Pescadería según los usuarios de Google Maps: Bar 900 Millas. 

En este local, que suma cerca de 1.400 reseñas y mantiene una sólida puntuación de 4,3, el pescado fresco no es un reclamo publicitario, sino una realidad palpable: los usuarios explican cómo nada más llegar, el camarero te muestra la pesca del día y puedes elegir cómo quieres que te lo preparen, al momento y a tu gusto.

El Bar 900 Millas ha conquistado paladares gracias a una propuesta sencilla pero infalible: producto fresco, buena mano en la cocina y un servicio cercano. Tapear aquí es un lujo: la variedad de tapas de pescadito frito es casi infinita, y todo se sirve recién hecho. Entre sus especialidades destacan los mejillones, la cazuela de bacalao y, por supuesto, las raciones de pescadito frito.