Tanto aquel que transite por la calle Bilbao, en Almería capital, como por la carretera de los Motores, en pleno corazón de Aguadulce, se verá rodeado más temprano que tarde por un aroma a pan de yuca recién horneado, al toque cremoso de la almojábana y al de una mañana andina que invita a encaminar los pasos hacia el establecimiento culpable de tal perfume. Se trata de la Panadería Mirapan, un hogar de la repostería y de las recetas tradicionales que ofrece un trocito de Colombia a 8.000 kilómetros del lugar en el que fueron concebidas. 

Nada más entrar al local, Wilmar Andrés Bedoya, un trabajador que lleva seis años tras el mostrador de la capital almeriense, recibe al cliente con la mejor de sus sonrisas. Lleva desde primera hora de la mañana elaborando los productos que luego colocará en la vitrina. Resguardada por el cristal, una gran cantidad de productos seducen a los curiosos que traspasan el umbral de la panadería: "Tratamos de llevar unos ritmos que permitan que todo esté fresco a la hora de venderlo", reconoce orgulloso el colombiano, originario de Pereira.

Mientras que la panadería de la capital lleva dos décadas regalando caricias al estómago de los almerienses, el segundo establecimiento -el de Aguadulce- no se abrió hasta tiempos de post-pandemia. Si bien no continúa en las mismas manos que fundaron la marca Mirapan (el establecimiento fue trasladado hace casi una década a su actual dueño, llamado Rául), el cariño por la panadería continúa latente en cada bollo y en cada papa rellena que sale de su cocina.

El pandebono

Tanto españoles como vecinos de diferentes nacionalidades franquean el portón de la única panadería de productos colombianos de la provincia: "El producto es parecido al que se vende en Ecuador o en Venezuela, por eso se pasan mucho por aquí los latinos", explica Bedoya. Las caras que atiende cada día son conocidas; clientes que se convierten en amigos por el cálido trato que reciben de los empleados y por el delicioso sabor de sus artículos.

Es entre esos artículos colocados ordenadamente en bandejas tras la vitrina donde se encuentra el que Forbes publicó como "mejor pan del mundo". Siguiendo el criterio de la firma Taste Atlas, especializada en gastronomía mundial, presentó su top 10 de los mejores panes del mundo, en el que Colombia se coronó en el primer lugar con el llamado pandebono: "Se hace con fécula de maíz, junto con almidón de yuca fermentado, queso y huevo", enumera el colombiano, para después añadir que su nombre procede precisamente de su buen sabor: "Un italiano lo probó y dijo: 'este pan está "molto buono". Desde entonces se quedó con el sobrenombre de pandebono, que quiere decir pan del bueno"

A pesar de ser su plato estrella, no es el único producto que se vende en la panadería. Con un brillo especial en la mirada, Wilmar señala los alimentos al tiempo que explica lo que son: "Tenemos papas rellenas, empanadas, chorizos, dedos de queso, almojábanas, buñuelos, chicharrones...", enumera. Según cuenta, dos de sus productos, el chicharrón y el gloria, están hechos con el mismo hojaldre, pero con diferente relleno: lo tenemos de dulce de leche o dulce de guayaba.

"También hay hawaianos, pan mariquiteño, pastel de pollo...", continúa enumerando, para después reconocer que las almojábanas y las empanadas -vendidas con su correspondiente salsa picante- son lo que más llena la caja registradora.