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Medio Ambiente

Desaladora Mar de Alborán: reduciendo la presión de los acuíferos

Con tecnología de vanguardia, la planta garantiza un suministro hídrico sostenible para el medio ambiente

Las espectaculares instalaciones de la desaladora, en Cabo de Gata.

Las espectaculares instalaciones de la desaladora, en Cabo de Gata.La Voz

César Lorente Venteo
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Donde los Campos de Níjar se encuentran con el Mediterráneo, al lado de la población de San Miguel de Cago de Gata, donde la tierra necesita de cada gota para seguir siendo fértil, una infraestructura silenciosa pero decisiva ha empezado a cambiar el curso del campo almeriense. La desaladora Mar de Alborán, en funcionamiento desde septiembre del pasado año, transforma el agua del mar en un recurso agrícola valioso, sostenible y —sobre todo— esperanzador.

El mayor logro, sin embargo, no se mide solo en metros cúbicos. Cada litro que produce en sus redes es un respiro para los acuíferos, sobreexplotados durante décadas hasta alcanzar niveles críticos y con síntomas claros de salinización. Al distribuir ya millones de litros en sus primeros meses, Mar de Alborán no solo riega cultivos: está aliviando una herida estructural que amenazaba el futuro del campo almeriense.

Ayuda directa a los agricultores

La planta, equipada con tecnología de ósmosis inversa y membranas de nanotecnología, consigue una conductividad de apenas 0,3 mS/cm y un corte de boro de 0,5 mg/l. Niveles que permiten a los agricultores una ventaja inédita: crear un agua “a la carta”, adaptada al tipo de cultivo, su fase de crecimiento y las condiciones del terreno. “Mar de Alborán nos ha salvado la vida”, resume un agricultor.

La posibilidad de regular minerales, reducir la salinidad y garantizar un suministro constante se traduce en productos de mayor calidad y calibre. “A día de hoy hay más producción que el año pasado, tomates con más calibre, más calidad. Más producción al final son más beneficios”, señala otro agricultor que ya ha notado los efectos en su finca.

Pero el impacto va más allá del rendimiento. Donde antes había incertidumbre, ahora hay estabilidad. “Supone poder trabajar con mucha seguridad. Abres la llave y hay agua”, explica otro testimonio. Y es que la certeza de disponer de agua cuando se necesita, sin depender de los niveles del acuífero ni del azar climático, es un cambio estructural y muy necesario para este sector fundamental para la provincia de Almería.

Interés internacional

Europa observa estos avances con interés. En un mercado donde la trazabilidad y la sostenibilidad son cada vez más valoradas, contar con cultivos que no dependen de acuíferos sobreexplotados supone una ventaja reputacional indiscutible. “En Europa se valora muchísimo el sabor. Aquí puedes conseguir sabor con este tipo de agua”, confirma un agricultor. Y el sabor, en este caso, es también sinónimo de respeto medioambiental.

A lo largo de este año, la capacidad de la planta se espera que se amplíe hasta los 20 hectómetros cúbicos anuales, suficientes para regar más de 3.500 hectáreas y se pondrá en marcha una planta fotovoltaica que cubrirá el 25% de su consumo energético. El resto, como ya sucede, será cubierto con energía verde certificada, cerrando así un círculo de eficiencia y compromiso ecológico.

Con más de 200 usuarios activos y cerca de 500 hectáreas ya regadas con agua de Mar de Alborán, la infraestructura ha dejado de ser una promesa para convertirse en columna vertebral de una nueva manera de cultivar: más segura, más limpia y más preparada para un futuro cada vez más exigente y, sobre todo, más incierto por culpa del cambio climático.

Y en cada finca, al abrir el grifo, no solo cae agua. Cae también la confianza de saber que el mar puede ser una fuente de esperanza para el campo almeriense.

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