"Goro, la víctima"
"Yo tengo claros los responsables de esto"

Pipo Goro en el campo Anexo.
Analizando con frialdad el papel del Almería en las tres últimas jornadas, era evidente que el ‘efecto Goro’ había pasado a mejor vida. El equipo almeriense volvió a mostrar su versión más deprimente en sus tres últimos compromisos y con ella se ha vuelto e meter en el infierno. Pero con ser grave el pasar a no depender de él mismo, lo más preocupante no han sido las derrotas, sino las sensaciones que en estos tres compromisos han transmitido los rojiblancos. Hace unas cuantas semanas, creo que demasiadas, el técnico argentino venía haciendo referencia, en sus comparecencias, al lastre que arrastraba el equipo al acumular quince jornadas sin ganar antes de su llegada. Con ello daba la sensación de no tenerlo claro, pese a estar fuera del descenso, y de que su confianza en la plantilla, en el equipo, en él mismo y en el futuro, flaqueaba.
Esta sensación se vio confirmada en Huesca. Desde el primer minuto del segundo tiempo el equipo no carburaba, que la llegada de los goles oscenses era sólo cuestión de tiempo. Goro no fue capaz de tomar las medidas que hubieran devuelto al equipo la consistencia perdida, reaccionando tarde y mal con los cambios. En el fútbol, cuando las cosas no funcionan se cambia de técnico, es una dinámica que acepto por lógica. El Almería ha ofrecido un nivel digno en contadas ocasiones. Por ello ha estado siempre sumido en las tinieblas. Yo siempre pensé que Goro nos iba a salvar al Almería y confieso que he errado.
Los técnicos tienen su parte de culpa y por ello se les ha castigado con tres ceses, pero hay más culpables.
Para mí los principales responsables son, en primer lugar, los incompetentes que, con todo el oro del mundo, no han sido capaces de formar una plantilla de nivel mínimo. Después el plantel, porque son los futbolistas los que en el campo dan la cara, los que ganan y pierden los puntos y, en definitiva, los grandes protagonistas del este circo llamado fútbol. Y el vestuario actual ya ha devorado a cuatro entrenadores.
Hoy veo la orilla más lejos que nunca. Sólo un milagro puede hacer que la alcancemos. A Fernando Soriano, que cuenta con el apoyo y el cariño de todos, le deseo toda la suerte que se merece y que al final pueda conseguir la ansiada permanencia.