La Voz de Almeria

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Aún queda mucho para alcanzar la orilla

Pese a los últimos éxitos

Saveljich, Goñi y Juan Ramírez, este martes.

Saveljich, Goñi y Juan Ramírez, este martes.

Miguel del Pino
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El fútbol es una pasión con una combinación de emociones en una misma cancha. Un deporte que necesita seguidores, a su hinchada. Una actividad deportiva que aglomera un montón de gente dejando a un lado las diferencias, permitiéndonos por noventa minutos despejar nuestras mentes y olvidar los problemas. El fútbol es amor, alegría, felicidad, unión y pasión. En definitiva, que considero que el fútbol es, por encima de todo, un sentimiento.  
Es por ello por lo que la diferencia entre vivir un partido en directo a verlo por televisión es abismal.


La mejor muestra de ello la fiesta que la hinchada rojiblanca se dio el domingo cuando Uche puso la pelota en la red vasca. Se la merecían. Abrazos, hermanamiento, alegría desbordada y hasta lágrimas se mezclaron en las gradas del coliseo rojiblanco pobladas por casi diez mil almerienses que nos consideramos identificados con nuestro equipo y representados por él. Las sensaciones subjetivas y las manifestaciones externas de alegría y felicidad de los que vivieron el partido en el Mediterráneo, son de las que nos ayudan a hacer la vida más agradable y a vivir más relajados. No era para menos porque  con los tres puntos se alcanzaban los 40, se salía del descenso y el equipo se colocaba en una situación ventajosa de cara a la recta final. Pero si hasta el pasado domingo la presión y la ansiedad eran dos enemigos encarnizados  de los jugadores almerienses, ahora el peligro puede venir por la sensación contraria, la euforia.


Es más que probable que Goro no lo permita y trasmita a sus jugadores que se ha avanzado mucho, pero que aún queda un largo trayecto por superar antes de alcanzar la orilla. Y en las facetas del juego creo necesario realizar algunos ajustes que impidan que en algunas fases del partido los rivales se le suban a las barbas a los rojiblancos de una manera que ponen en peligro el resultado. Cuando llegó el técnico argentino el Almería era el último de la final. 
Alcanzar los 50 puntos que en teoría daban la salvación parecía una utopía. Había que aferrarse a pensar que había que dejar a cuatro por debajo y no iba a ser necesario alcanzar el medio centenal. Hoy, me parece mentira, dispone de siete partidos para llegar a los 50 puntos.


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