El equipo tocó techo
Goro y la afición viven con la esperanza de dar un salto de calidad que no llegará

El equipo lo da todo pero no tiene más.
Si me preguntan a día de hoy si el Almería puede dar más de sí, no tardo un segundo en responder: no. Todos entendemos que hay futbolistas que después de 29 jornadas ya ni están ni se les espera.
Les dije que el punto de Tenerife me sabía a gloria, porque no estamos para sacar del campo a gorrazos a ningún rival. Son muchas jornadas de lo mismo y un cambio radical sería inesperado hasta para los seguidores.
Dicen los profesionales del banquillo que el fútbol no tiene techo, pero en una temporada como la actual no espero que el equipo mejore sus limitadas prestaciones.
Tengo la completa seguridad de que el máximo nivel lo dieron en el partido contra el Girona, donde cada jugador puso todo lo que tiene y algo más. Ese día la máquina estaba a pleno rendimiento y ya me contarán cómo acabamos todos pidiendo la hora.
No hay más señores. Goro está sabiendo sumar con lo poco que tiene. No me digan que son mejores ahora que quedan 13 jornadas para demostrarlo. El fútbol es el deporte de la semana y los profesionales tienen que darlo todo al siguiente partido, no después.
No veo a Chuli marcando en cada jornada. No veo la portería a cero muchos partidos más y no espero que salgan con el balón jugado como la mayoría de equipos de plata.
Goro ha dado en la diana y adapta a sus jugadores a cada partido. Le da lo mismo hacerlo feo o bonito con tal de sumar. Igual esta misma plantilla se sale la próxima campaña bien trabajada, pero ahora es tarde.
Ni espero un Almería mejor que el que vi ante el Girona ni lo veo salvado. Sigo con tantas dudas que cuando me dicen de ganar fuera respondo ¿cómo?, porque es que no tiramos a portería. Nos da para empatar sufriendo y poco más.
No hay que preocuparse, es lo que tenemos y el entrenador y los futbolistas lo están dando todo. Con esto ya hemos ganado bastante, pero discrepo de aquel que dice que vienen tiempos mejores.
Este equipo no da más de sí y lo peor es que nos conocen los rivales y saben de memoria nuestras carencias.
Esto es como el estudiante que no coge los libros hasta los exámenes finales.
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