He defendido a Chuli hasta la saciedad. Ha firmado una primera vuelta de competición penosa y no le he criticado. Pero lo de Miranda y lo vivido ante el Córdoba agotó mi paciencia.

Ya le pasó en Tarragona cuando se quedó solo ante Manolo Reina y le echó el balón a las manos. O el resbalón de Miranda o el más reciente en el área pequeña ante el Córdoba. Ni con botas de todo a cien se cae uno tanto. Ni que llevara tacones.

Pero no me borro por su falta de gol. Tampoco por lo poco que aporta al equipo. Me borro por su sonrisa al final de los partidos y como se va con los contrarios como si fuese un relaciones públicas. Está en su mundo o seré yo el que está en los mundos de Yupi como Joan Carrillo.

Vale que lo conoce toda la categoría. Vale que con el Leganés lo bordó: pero en Almería no estamos para reirnos con el equipo en la cuneta. Y lo peor no es que no está: es que yo ni le espero.

Le deseo que meta mil goles y que siga saludando a sus amigos de los equipos contrarios pero que poco nos ha dado este delantero. Tres goles en 21 jornadas de Liga. Y eso que decía que si no marcaba se iba quemado del campo. ¿Quemado dice?

En Leganés suspiran por Chuli. Me apunto para llevarlo en mi coche y hablar por el camino un buen rato de fútbol de delantero a delantero. Recordarle como se vive en Almería. Como se entrena y como se cobra aquí. De esos lunes al sol tras la derrota y de esa afición que le perdona todo. Todo.

Les dejo a Chuli para ustedes. No le volveré a molestar más. Si marca que marque y si se resbala no pasa nada. Y si  necesitan un relaciones pública lo tenemos. Va haciendo amigos por la Segunda División.

Mira que pedí su fichaje hasta la saciedad.

Mira que ustedes han leído mil veces mi apoyo a Chuli, pero ya esta bien, Chuli, ya está bien.

Seguro que cuando lea esto se rie como en los calentamientos o saludando a los contrarios. Tiene buen humor.

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