La cabra tira al monte. Es un refrán verdadero que define lo que sienten hoy miles de aficionados del Almería que se fueron a la mesa con la sensación de haber visto un partido más de la era Francisco o Juan Ignacio. La primera media hora del equipo en Vallecas fue un viaje al pasado de todos: equipo y afición de la mano.

Ni una pizca de osadía. Ni un destello de valentía. Ni un toque de locura pera alegrar la mañana a los almerienses. Una bofetada con la mano abierta de esas que comenta Paco Jémez dio el Almería a su afición.

Ni fue el equipo de Camp Nou ni aseguró la defensa como ante el Granada. Lo más parecido al Almería de Francisco y con las primeras partes famosas de Juan Ignacio. Como dice otro refrán verdadero: “Leche y pan para sopas”.

No me podía imaginar un Almería desconectado en una final (como ellos le llaman). No esperaba que Corona perdiera tantos balones en la medular estando más arropado que nunca. Y lo de dejar a Thievy a su bola en ataque ha dejado de sorprenderme. Solo hizo un gol al Barça en 32 jornadas de Liga. No era lo que todos esperábamos.

Esto para mí está perdido y pasado el efecto “llegada” aparece el efecto “costumbre” contra el que nadie puede luchar. El equipo vive feliz durante la semana y cuando llega el partido empiezan los peros. La cabra tira al monte y aparece lo de siempre con independencia de que juegue Pepe o salga Juan. 

No me vale hacer una segunda mitad decente. No me vale que el árbitro no le pite penalti a Thievy. Lo peor de todo fue empezar el partido como lo hicieron. Algunos estaban en el hotel cuando remató Amaya a gol. ¿Qué hacía ese hombre solo en el segundo palo?

Lo siento señores pero si en 32 jornadas ganas 7 en 6 (visitando el Bernabéu) ganas x. Mejor no apliquen la regla de tres porque el resultado es: Segunda División.



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