Ha sido cocinero antes que fraile y conoce todos los entresijos del balompié. De su etapa de futbolista aprendió el idioma del vestuario. Posteriormente fue representante de jugadores y eso le da un amplio conocimiento de los mercados y buen ojo para escoger. Ha conseguido convertir al cuadro nazarí en un club que compra diamantes en bruto para luego pulirlos y exportarlos multiplicando su valor. El pasado verano vendió a Siquiera, Brahimi y Angulo, tres desconocidos cuando Pina los fichó, que han dejado en las arcas del club 18 millones de euros. Este dinero le ha permitido hacerse con los servicios de Caparrós y potenciar su ataque con futbolistas como Rochina y John Córdoba, aunque hasta el momento el técnico de Utrera no ha conseguido sacar de los suyos el mejor partido goleador.

Quique Pina es la referencia de un equipo presidencialista que no cree en la cantera sino en tener buen ojo y saber invertir para crecer.