Cada vez es más complicado entender las decisiones de los árbitros españoles y ayer Martínez Munuera volvió a demostrarlo. En un encuentro en el que el conjunto vasco había hecho el doble de faltas que el local antes de llegar a la media hora del segundo periodo, 7 los locales por 14 los visitantes, y jugado con deportividad, fue el once rojiblanco de Francisco el que sufrió más amonestaciones. Algunas entradas de los leones fueron merecedores de ellas, de forma especial alguna de Aduriz.
Pero su error más grave fue no señalar un claro penalti en el área del Athletic. Llegaba el partido a su epílogo cuando Fernando Soriano recoge un balón en el punto de penalti y cuando superaba a su marcador con un control orientado, era derribado. Martínez Munuera, muy cerca, dudó, tuvo miedo de pitar en contra del poderoso y dejó seguir la jugada y con ella la última opción de los de Francisco de sumar un punto.