Vaya por delante que Almería y Athletic disputaron ayer un partido para no perder que, en buena lógica y de acuerdo con el juego se vio, debió de concluir en tablas. Pero los triunfos no se merecen, sino que se consiguen, y eso fue lo que hizo ayer el cuadro vasco. Ganar sin fútbol pero con suerte y con oficio. Ganar haciendo un sólo disparo a portería no es normal y pocas veces lo volverá a repetir el equipo de Valverde, pero si además sucede que cuando el rival consigue rematar con acierto se encuentra con la oposición del larguero, estaremos en situación de lamentar aún más la segunda derrota de los rojiblancos ante su gente

Dinámica peligrosa  El caso es que unas veces, en la jornada anterior, por un gol antirreglamentario y ayer por un desajuste defensivo a la salida de un córner, Verza no salió a la par que sus compañeros de defensa, los puntos vuelan y el equipo entra en una dinámica muy negativa al acumular dos derrotas consecutivas, una circunstancia que no se había dado hasta el momento en el curso actual. Así las cosas el Almería ha visto como ha consumido tres jornada ligueras sumando un solo punto de nueve posibles.
Poco a poco las distancias con la zona negra de la clasificación se van a acortando y el margen que había hace tres jornadas empieza a decrecer.
Al equipo le falta confianza cuando de jugar en casa se trata porque acumula demasiados partidos y demasiados minutos sin poder ganar. Sabe que le cuesta un mundo remontar y juega con miedo a encajar y ponerse por debajo en el marcador con la obligación de remontar.
Otro dato preocupante es que en ninguno de los cinco partidos de casa ha conseguido mantener la meta a cero y casi en todos los casos por desajustes defensivos que el rival de turno ha sabido aprovechar.