Noche de Segunda División en el Mediterráneo. Un Almería que se jugaba una final. Una vida. Una plaza en Primera. La ilusión de toda una provincia: no puede salir así a un campo de fútbol.
Una final en tu campo se gana siendo agresivo, con tu afición de aliada. Buscando al rival desde el minuto cero y dando respiro al enemigo. Francisco estuvo en el cine o no vio el partido cuando dijo que al equipo no le faltó intensidad. No se como se ve el partido allí abajo.
No tengo claro a que salió el Almería después de recibir tantos palos cuando juega a empatar: a no recibir un gol. A defender, ¿A qué?.
Estamos en Segunda División señores. El equipo no responde al entrenador o el entrenador no responde al equipo. No me vale el dinero invertido ni las capacidades supuestas. Pongo un ejemplo ayer era día 4 de abril y un 4 de enero tenemos el ejemplo. Ante el Granada se empezó el año saliendo a por el partido y cuando a Lucas le dio por levantarse del banquillo ya llevaba un 2-0. Eso pasó aquel día y salió bien en enero pero el 4 de abril salimos a verlas venir como si Osasura fuera el Barça o el Madrid y así: nos ganó con la gorra.
Me dio pena ver como todos buscaban a Suso (como en Valladolid). Me dio pena ver como un equipo igual o parecido volaba y mi Almería iba andando. Me vuelve a sorprender ver como a Esteban un día le va a caer el larguero en la cabeza por no salir a darle un puñetazo al balón. Y lo que más me sorprende de todo es escuchar a Francisco en la sala de prensa: ¿buscaba a Marcelo como culpable?.
Se ha roto la unión. No reman todos en un mismo barco. El entrenador quiere y no puede y, la imagen del equipo es la de un equipo hundido.
Cuando la afición está por encima del equipo hay que bajar la persiana y cerrar el kiosco. Solo nos quedan las matemáticas porque la Patrona ya echó dos capotazos ante Real Sociedad y Valencia.