La Villa de Huércal celebró su tradicional torneo de fútbol con sobresaliente en juego para el campeón, Depor Ejido, y un cálido homenaje a un huercaleño de alma como, Primo Antonio, que se emocionó al pisar la hierba del Municipal rodeado de sus amigos del alma.
El presidente del club verdiblanco, Pepe Hidalgo, mantiene la tradición de rendir homenaje a todos aquellos que hicieron realidad el fútbol en la villa que le vio nacer y, este año, ha sido Antonio Rodríguez el que se llevó todos los honores de aficionados y amigos que premiaron su dedicación al club en aquellos duros años sesenta en el Villa San Pablo.

Sentenciado En la primera jornada del torneo quedó claro quien lo ganaría. Los anfitriones jugaron al máximo nivel ante el Depor Ejido pero esto no les dio la victoria. Los pupilos de Lirola fueron mejores y se llevaron el triunfo a base de buen fútbol y eficacia goleadora en los momentos clave del partido.
La victoria por dos goles a uno ante el combinado de mayor categoría le hacía acreedor al trofeo ya que en la segunda ronda iban a ser los juveniles del Almería los que se midieran al equipo celeste. El partido sería más fácil que el anterior y el marcador rotundo ya que acabó con tres goles a cero para los del Poniente pese a las ganas que pusieron a lo largo del partido los pupilos de Jose Ortega.
La tercera jornada ya era para conocer el segundo y tercer puesto dado que la Copa se vistió de celeste. Huercaleños y rojiblancos ofrecieron lo mejor de su repertorio pero sin puntería. Muchos cambios en ambos equipos deslucían el juego a medida que pasaban los minutos. Fueron parejos ambos y el marcador hizo justicia quedando el cuadro de honor con el Huércal  segundo y en tercer lugar los capitalinos de Ortega.

Viejas glorias En el homenaje a Primo Antonio se dieron cita buena parte de sus compañeros de generación futbolística. Amigos del alma que acompañados por el alcalde de la villa, Juan José López de las Heras, pusieron el broche de oro a una jornada inolvidable para este amante del fútbol puro.
La emoción de pisar la hierba, recibir placa y camiseta de su alcalde, emocionaba a un Primo Antonio que guardará como tesoros los recuerdos de una noche maravillosa con el equipo de su vida y rodeado de las viejas glorias que nunca se olvidan de todos aquellos que hicieron realidad el milagro del Huércal.