Está claro que Almería daba un salto para la historia con la llegada del césped artificial y la reforma de sus campos para los clubes de barrio, pero no paran de llegar quejas al Carrusel Deportivo de la Cadena SER y esta vez no es en forma de audio (que la tenemos) se trata de las imágenes de una situación que no se entiende y responde a la falta de mantenimiento con la pobre imagen que se proyecta de Almería a nivel nacional y regional. Cuando los clubes se hicieron cargo de las instalaciones municipales dedicaban al mantenimiento una parte importante de sus ingresos y los recintos relucían, y ahora que se ha cambiado el césped artificial y pasaron a propiedad municipal se ha descuidado la puesta a punto de los campos que va más allá de un buen terreno de juego y agua caliente en las duchas. La denuncia ha llegado de un vecino del Complejo Deportivo de La Cañada que asiste a los partidos y nota el óxido en las ventanas y cristales rotos, además de sillas de plástico arrancadas y sus tornillos a la vista con el peligro que ello conlleva.

La Cañada tiene una de las canteras más numerosas de la provincia de Almería con más de 600 futbolistas que usan la instalación y cada fin de semana compiten a nivel nacional y regional sus equipos, con una instalación que carece de aparcamientos que en su día fueron prometidos, y necesita de una reparación urgente por el deterioro del uso, para evitar accidentes que es lo importante, sin olvidar que ese campo proyecta la imagen de la ciudad a los cuatro vientos. Nos han llegado críticas de situaciones similares en otras instalaciones y el denominador común de las quejas (que no hacen directamente los clubes) es la falta de mantenimiento. Hoy los equipos ya no tutelan las instalaciones que han pasado al Patronato Municipal de Deportes.

La gran obra de los Juegos Mediterráneos a nivel social fue dotar a la provincia de las mejores instalaciones que siguen a pleno rendimiento, pero necesitan de un mantenimiento para que además de prestar servicio a los deportistas, los que acudan a los partidos y los familiares que cada día van a los entrenamientos no corran peligro por la falta de mantenimiento. Las imágenes hablan por si solas del estado de una instalación: mejorable. Cuanto más se tarda en reparar mayor es el coste.

Peligro

Que no cuente con un aparcamiento igual se soluciona con una pala allanando el descampado contiguo al campo, que nos cuentan fue prometido hace años. Pero lo de los cristales rotos, tornillos sueltos y hierros oxidados generan para grandes y pequeños un peligro evitable con bajo coste ya que no se trata de una obra de envergadura ni de afrontar una reforma, solo restaurar los cristales rotos y los marcos ponerlos de aluminio y no de material oxidable. Para las aficiones visitantes que no saben de la instalación esos tornillos sueltos de las butacas pueden provocar heridas. Todos salen ganando con una ‘mano de pintura’ a tiempo para que el deterioro no vaya en aumento.

Imagen

Siempre que los equipos de Almería salen a competir fuera suelen comprobar como se manejan sus rivales a nivel de instalaciones por diferentes provincias y, quede claro que Almería no está a la cola pero se puede mejorar recibiendo a las aficiones rivales en unos buenos aparcamientos, cómodas butacas y cristales que eviten el fuerte viento de Levante con lo incómodo que es en La Cañada cuando sopla fuerte. Granada, Jaén, Sevilla, Málaga, Cádiz, Córdoba y Huelva tienen clubes que visitan el Complejo Deportivo de la barriada y ven lo que ustedes en las imágenes.

Mantenimiento

Seguro que existirá una brigada encargada de reparar los daños en los campos del municipio almeriense, y si no existe va siendo hora de crearla, porque ahora los clubes no son afines a la instalación de su barrio como sucedió acabada la reforma que emprendía Paco Amizián a las puertas de los Juegos del Mediterráneo. Hoy los campos se pueden alquilar sin necesidad de pertenecer a un club o a una barriada determinada. Hay que dar un lavado de cara a nuestros campos para que aquel paso dado en 2005 tenga continuidad en 2025, cuando no hay que hacer y solo se trata de mantener.