La Copa del Mundo de fútbol ha levantado una expectación en Australia, como nunca antes lo había hecho. En siete años en este país yo jamás había visto una ilusión similar por el fútbol, impresión que he podido intercambiar y corroborar con profesionales del fútbol. Y es que el deporte rey no es ya ese deporte minoritario que era hasta hace pocos años, a la sombra del rugby, el fútbol australiano y el críquet. El fútbol ha llegado a todos los rincones de este vasto país para instalarse definitivamente y levantar pasiones.
El seguimiento en la televisión es extenso y de una calidad extraordinaria. No solo se transmite la liga australiana y la Copa de Asia, sino las ligas y copas europeas así como la Copa de Europa. Se analizan sistemas de juego, técnica individual, decisiones técnicas y estratégicas, métodos de entrenamiento… se habla de fútbol, en definitiva. Todo ello se suma a la estrategia a largo plazo de la Federación Australiana de Fútbol, basada en tres pilares fundamentales. Una inversión sostenible en infraestructuras a nivel local, el establecimiento de un modelo de entrenamiento y sistema de juego estandarizado, y el desarrollo y formación de entrenadores. El objetivo es popularizar el fútbol y desarrollar jóvenes talentos que puedan llevar a Australia al top-ten mundial en un futuro no muy lejano. En Brasil vemos a una selección nacional aún muy nueva y falta de experiencia a alto nivel competitivo. Pero podremos ver un equipo con una ilusión tremenda por hacer un fútbol atractivo basado en una clara filosofía de juego, con presión defensiva alta y sacando el balón jugado desde atrás.
Después de un largo tiempo con seleccionadores extranjeros y sin rumbo claro, a finales del año pasado la federación contrató al mejor entrenador de Australia. Habiendo trabajado en las selecciones juveniles australianas, y habiendo sentado las bases del Brisbane Roar que ha ganado tres de las últimas cuatro ligas, Ange Postecoglu es sin lugar a dudas el más indicado para liderar el desarrollo futbolístico al más alto nivel.
El sistema 4-3-3 basado en la posesión del balón es innegociable para el seleccionador. Es el sistema y el estilo de juego que estamos tratando de implantar en Australia la mayoría de los entrenadores a todos los niveles. Veremos, sin embargo, falsos extremos entrando al medio para crear superioridades numéricas que faciliten la posesión, así como mucha movilidad e intercambio de posiciones entre los jugadores de arriba. Intentarán recuperar el balón lo más arriba posible con una fuerte presión inicial y atacar en rápida transición.