Almería no quiere seguir jugando a la ruleta rusa
Si para Einstein el espacio era cuestión de tiempo, para el Almería el desastre también lo es

Fidel y Navas, abrazados a la permanencia.
Después de sufrir y padecer a lo largo y la ancho de otra campaña nefasta, por la chimenea del equipo representativo de nuestra ciudad y provincia salió la fumata blanca que anunciaba la permanencia de la entidad almeriense en la Liga de Fútbol Profesional.
Fue un momento de felicidad y satisfacción para la cada vez más numerosa familia rojiblanca, pero en el corazón de casi todos quedaba la duda de saber si el desenlace de la competición favorable a la Unión reflejaba los méritos contraídos por el equipo en el terreno de juego.
Para el físico y matemático Einstein el espacio era cuestión de tiempo. Cada día está más claro que para el Almería el desastre es cuestión de tiempo.
Por tercera campaña consecutiva a la entidad que preside Alfonso García lo salva la campana de los errores ajenos, pero dejando la sensación de que ninguno de los cuatro equipos que han perdido la categoría había estado por debajo de la escuadra indálica.
¿Ruleta rusa?
El Almería lleva tres temporadas consecutivas jugando a la ruleta rusa. En todas ellas, hasta el momento, ha tenido la suerte de cara y el percutor ha golpeado sobre el tambor sin encontrar la bala fatídica que acabe con su vida en Segunda, pero, de seguir en la misma linea el trágico final no tardará en producirse.
Almería no quiere seguir jugando a la ruleta rusa, señor presidente. No se trata de olvidar los 16 años que el Almería permanece en la élite de forma consecutiva, ni de no reconocer que Alfonso García ha sido el gran pilar que ha sustentado al equipo en la cúspide. Pero en la ciudad y provincia se tiene la sensación de que este no es nuestro Alfonso García, que nos lo han cambiado. Que ha pasado de querer jugar siempre a caballo ganador a conformarse por entrar en la meta de la permanencia aunque sea ocupando la última posición y haciendo sufrir a su hinchada. El futuro del Almería está en las manos del presidente. Toca hacer limpia. Los que dirigen cada una de las estructuras del club van a lo suyo. No a lo que más le interesa a la entidad.
La Unión sigue desangrándose en manos de los que desoyen a la afición como argumento principal. La hinchada almeriense volvió a demostrar que está muy por encima del club y del equipo. Una afición maltratada por una burocracia interna, que no siente el almeriensismo de los que a lo largo de toda la campaña le han sido fieles.
Y de los más de 300 que no dudaron en recorrer más de dos mil kilómetros por carretera para estar con sus jugadores en Lugo y que acabaron el partido entre lágrimas de alegría como la mejor muestra de que la Unión es un sentimiento para Almería y para todos los almerienses.
La hinchada no se rendirá, pero sí que exigirá responsabilidades por lo acontecido y no paños calientes.
Se trata de poner unos buenos cimientos y éstos empiezan por tener una dirección deportiva que maximilice aciertos, minimice errores y que sea la que fiche para la próxima temporada.