Suma y sigue para un Club Deportivo El Ejido que está haciendo de su fiabilidad en Santo Domingo su principal punto de apoyo para la remontada de posiciones que está realizando en la tabla tras acumular cinco jornadas seguidas puntuando de las que tres han sido victorias ante una afición cada vez más entregada.
Entrando en lo deportivo, en lo que al partido se refiere, la primera mitad se puede decir que pasó sin pena ni gloria puesto que era más bien un querer y no poder por parte de dos equipos que se empeñaban en volcar el peligro solo por una de sus bandas, los celestes por el flanco zurdo y los cordobesistas por el derecho, sin que ni unos ni otros consiguieran encontrar rematadores.
Tanto es así que Gianfranco y Lavín fueron prácticamente dos espectadores durante el primer acto al no tener que intervenir para atajar ni un disparo puesto que las dos ocasiones más peligrosas fueron una internada de Laro Setién por la frontal del área cuyo zapatazo se marchaba cerca del larguero celeste a los 19 minutos de juego mientras que el mayor acercamiento ejidense llegaba tras un centro desde la izquierda y un control seguido de remate en el punto de penalti por parte de Echu que se marchaba también arriba en el 26 de partido.
Por tanto, todo quedaba pendiente de una segunda parte donde el punto de inflexión llegaba a los 15 minutos de la reanudación con un inocente penalti cometido por los visitantes con un empujón a Velasco que el ‘pichichi’, Lolo González, transformaba por la escuadra en el 1-0 engañando totalmente a Lavín.

Sentencia Los celestes empezaron a sentirse más cómodos ya jugando a favor de corriente. Y aprovechando esta soltura llegaba una gran acción individual de Alfonso por la banda izquierda para plantarse en el mano a mano con el arquero y fusilarle por bajo dando lugar a un 2-0 absolutamente letal para los cordobeses.
Y tras este segundo tanto, el míster decidía oxigenar al equipo apostando por las rotaciones, dándole en el partido a Gabri y a Hakim. Antes ya lo había hecho con Carralero.
El cuadro de Jorge Romero, por su parte, se sentía impotente a la hora de buscar un marco de Gianfranco al que ni siquiera llegaban a inquietar.
Y los seguidores, con la tranquilidad de ver el duelo cerrado, llegaron a atreverse incluso a hacer la ola entre fondo y tribuna, algo que no se vivía aquí desde hace mucho. La mecha celeste sigue prendiendo.