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Respeto al árbitro

Esto me lo enseñó Juan Andújar Oliver

Juan Andújar tiene claro el camino a seguir.

Juan Andújar tiene claro el camino a seguir.

Tony Fernández
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Desde las temporada 2010-11 que nos costó la Primera División algunos errores arbitrales, no me fijo mucho en sus decisiones. Los árbitros no juegan y no ganan partidos. Ni los pierden. Ellos a lo suyo y el Almería a lo nuestro.


Pérez Pallas no estuvo fino en el Almería-Valladolid y volvía a pitar un penalti en contra como en La Condomina ante el UCAM o en Valencia ante el Levante: cosas de la vida. Pero no dio un pase de gol.


Siempre he respetado a los colegiados pero hay algunos con los que no hay manera como Bernabé García nuestro amigo de Lorca o Mateu Lahoz al que sufrimos en Segunda y en Primera por igual.


Nunca fuímos afortunados con el colectivo arbitral. Ni lo esperamos ahora, por ello, cuando pite el árbitro se sigue jugando y se gana tiempo que con Pérez Pallas ante el Valladolid se jugó a lo que quiso el rival.


Hace tiempo que cuando me entero del árbitro se me activa un chips mental que me dice lo que hizo bien o mal con el Almería. Pero no lo digo. Ya no los escribo. No es bueno ni para el árbitro ni para el Almería: todo nos equivocamos.


Uno lleva tantos partidos en el cuerpo y ha conocido a tantos colegiados que es mejor ni mirarlo. Ir a jugar y que sea lo que Dios quiera. Sin presionarlo, cada uno a su aire.


Los árbitros se equivocan y desde que el Almería colgó aquel vídeo en su página web con los errores de la Liga 2010-11 no hemos avanzado nada. Se nos pita con todo el rigor del reglamento: como tiene que ser.


Siempre me enseñó Juan Andújar Oliver que: “A los árbitros hay que dejarlos tranquilos” y qué razón tiene. Es lo mejor. Porque cada árbitro se juega mucho en su carrera y también lo examinan desde su propio colectivo.


Yo quiero más a Andújar y a Borbalán que a los otros. Nunca he insultado a un árbitro. Siempre les he gritado a todos cuando se equivocan (en la grada digo) pero luego, mi profundo respeto. Es la vena de aficionado.


Uno deja de pitarle a un árbitro cuando conoce a la persona. Cuando me habla Andújar abro las orejas y si Borbalán me explica sus experiencias en la Chapinos me quedo sin argumentos para pedir un penalti por claro que este sea.


Siempre tuve respeto a la figura del árbitro y en España hemos avanzado poco en esto.


Queda mucho por hacer.


Yo el primero.


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