La Voz de Almeria

Tal como éramos

Los que iban a las colonias de verano

Las colonias eran unas vacaciones escolares bajo la vigilancia de los maestros. La primera fue en Laujar en 1932

Un grupo de escolares cogiendo el autobús de la empresa Saltúa en la puerta del instituto de la calle  Javier Sanz para ir a las colonias de verano allá por los primeros años setenta.

Un grupo de escolares cogiendo el autobús de la empresa Saltúa en la puerta del instituto de la calle Javier Sanz para ir a las colonias de verano allá por los primeros años setenta.

Eduardo de Vicente
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Yo estaba en la lista de los que nunca quisieron apuntarse a una colonia veraniega de las que se organizaban en los colegios para pasar unos días de convivencia lejos de tu casa. Sonaba bien eso de cambiar de aires y de agua y de reunirte con otros niños en un entorno idílico, pero para muchos de nosotros, no existía un paraíso comparable al de quedarte en tu barrio con los amigos y estar todo el verano tirado en la calle haciendo incursiones furtivas a la playa. Lo de irte de vacaciones con varios maestros nos sonaba a libertad condicional, a volver a la escuela en pleno verano en bañador y en chanclas, así que fuimos muchos los que renunciamos a las colonias sabiendo que eran un buen destino y que aquellos que iban contaban después historias perfectas y aventuras inolvidables.

Las colonias fueron el ensayo infantil de los viajes de estudios que se pusieron de moda en los años setenta cuando se terminaba el Bachillerato. La gran diferencia es que a una colonia veraniega ibas siendo un niño y custodiado por los educadores y a veces hasta por algún cura, que hacían las funciones de padres, mientras que el viaje de estudios lo afrontabas en plena adolescencia con profesores que te dejaban ese trozo de libertad que requería la edad.

Las colonias escolares tuvieron su punto de partida en los años de la Segunda República, cuando los vientos de una nueva educación empezaron a soplar con fuerza con la idea de transformar el país desde sus cimientos. Uno de los grandes proyectos que se gestaron en aquel tiempo llegó en junio de 1932 con la puesta en marcha de una Colonia Escolar en el pueblo serrano de Laujar. El Estado había consignado la cantidad de cinco mil pesetas para su realización, pero hacían falta otras cinco mil para que esta empresa pudiera hacerse realidad. El entonces alcalde de Almería, don Antonio Oliveros Ruiz, en su doble faceta de regidor de la ciudad y vocal de la Junta de Asistencia Social, fue una figura clave para conseguir que la mencionada Junta de Asistencia pusiera de su fondo el dinero que faltaba para poder organizar la Colonia. Fue imprescindible también la aportación de los maestros, que encabezados por el Inspector de Primera Enseñanza, don José Zambrano, se pusieron al frente del grupo para la organización de la expedición.

La Colonia Escolar de Laujar la formaban los inspectores José Zambrano y Carmen Higueras. Los maestros: Rafael Plaza Martínez, José Martos Reche y José de Dios Vidal; y las maestras: Mercedes Plaza Martínez, Natalia Sarabia y Rosario Lucas Espinosa. Todos ellos al frente de un grupo de cincuenta escolares, la mitad procedentes de las escuelas nacionales de la capital y los otros de los centros de Asistencia Social donde recogían a niños con problemas de marginación.

En la Colonia de Laujar se puso en funcionamiento un plan pedagógico que contemplaba, como líneas maestras, la potenciación de la enseñanza mixta, es decir, que no hubiera distancias en la educación y en la convivencia entre niños y niñas; la integración entre los que procedían de clases sociales bajas y clases marginales con el resto del grupo, y la puesta en practica de los métodos de observación directa e integración con el medio, aprovechando un entorno privilegiado como la Alpujarra almeriense.

Muchos años después, allá por la década de los sesenta, las autoridades educativas volvieron a fomentar la organización de las colonias, estableciendo residencias y zonas de acampada en El Alquián, Aguadulce, Carboneras, Vélez Rubio y Fiñana, donde iban cientos de niños en el mes de agosto a pasar unos días en contacto con la naturaleza.

En la ciudad, el principal centro de operaciones de lo que se llamó ‘colonias urbanas’ fue el colegio Madre de la Luz de la Carretera de Ronda, donde se organizó la primera colonia mixta de España con niños y niñas que vinieron de colegios de Madrid.

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