La Voz de Almeria

Sucesos

Ascensores, tráfico y vandalismo: el apagón pone a prueba a los servicios de emergencia en Almería

En un contexto sin cámaras, sin alarmas y sin internet, la única garantía de seguridad era la presencia física

Imagen de archivo de una patrulla de la Policía Nacional.

Imagen de archivo de una patrulla de la Policía Nacional.Europa Press

Víctor Navarro
Publicado por

Creado:

Actualizado:

Cuando la luz se apaga, la seguridad deja de ser una rutina y pasa a ser urgencia. En una ciudad moderna, todo —desde el tráfico hasta la atención médica— está sostenido por electricidad. Pero el lunes, esa certeza se quebró. Almería, como buena parte de la península ibérica, sufrió un apagón de dimensiones históricas. Y con la llegada de la oscuridad, las prioridades cambiaron: ya no se trataba de trabajar o producir, sino de garantizar lo esencial. Seguridad, asistencia, coordinación.

En esas horas sin luz, sin cobertura y sin certezas, emergieron los cuerpos que, sin descanso ni relevo, sostuvieron a una ciudad a oscuras.

Calles negras y motores humanos

Desde la mañana, Almería fue una postal detenida. Las persianas de los negocios no se levantaron, los colegios improvisaron cierres y los supermercados apenas podían atender con luz natural. Los semáforos dejaron de parpadear y el tráfico quedó librado al entendimiento tácito de los conductores. La radio informaba a cuenta gotas y los móviles no conectaban.

Solo el rumor persistente de un apagón que ya no era un fallo puntual, sino una crisis total.

En ese escenario de penumbra, la ciudad quedó en manos de sus cuerpos de emergencia. Los Bomberos de Almería no tuvieron un minuto de respiro. Decenas de llamadas: la mayoría, personas atrapadas en ascensores. Los edificios se convirtieron en trampas verticales, y los equipos tuvieron que abrir con pericia las puertas del ascesor para liberar a los que quedaron atrapados.

No fueron los únicos. También asistieron a personas mayores y con movilidad reducida, ayudándoles a entrar a sus viviendas cuando la tecnología y la arquitectura les dieron la espalda.

Más allá del interior de los hogares, el cuerpo de bomberos tuvo otro reto junto la Policía Local de Almería: mantener la ciudad en movimiento. Con la  llegada la noche, apoyaron a las autoridades frente a actos de vandalismo. Fuentes del propio cuerpo aseguran que tuvieron que retirar contenedores arrastrados hasta el asfalto en varios puntos de la ciudad, posiblemente colocados con intenciones de obstaculizar. En la oscuridad, la ciudad era un tablero donde cualquier detalle podría convertirse en una situación peligrosa.

Policías sin señal, pero con presencia

En la Comisaría Provincial de la Policía Nacional, el día también fue extraordinario. Las comunicaciones móviles estaban caídas, no había forma de contactar a muchos efectivos. Y aun así, decenas de agentes llegaron por su cuenta. No fueron llamados: simplemente acudieron. Se pusieron a disposición de sus mandos y se distribuyeron por la ciudad para cubrir lo esencial: patrullaje, vigilancia de infraestructuras críticas, protección a la ciudadanía.

Se reforzó la seguridad en infraestructuras críticas como hospitales, se custodió el puerto, se vigilaron instalaciones sensibles como el gaseoducto. La consigna era clara: prevenir antes que reaccionar. En un contexto sin cámaras, sin alarmas y sin internet, la única garantía de seguridad era la presencia física. Y ahí estuvieron. "Trabajando al 200% de sus capacidades", explican algunos agentes a LA VOZ.

tracking