María Rosa Navarro: “Al buzón ya sólo echamos cartas del banco”
Es la primera mujer cartera que se jubila en Almería capital

María Rosa reparte cartas en el Zapillo desde hace más de una década. tyle>.apqj{position:
A lo largo de sus casi dos décadas de servicio, María Rosa Navarro (Almería, 1949) ha visto cambiar el mundo. Protegida por su ya característica pamela y tirando del carrito de Correos, recorre cada mañana las calles del Zapillo. En estos años, los recibos de los bancos y los paquetes ‘made in China’ han reemplazado a esas cartas escritas a mano que destilaban romanticismo.
El próximo 15 de julio, María Rosa será la primera cartera que se jubila a los 65 años en Almería capital. “Yo empecé a trabajar a los 40 por circunstancias de la vida, de modo que llevo menos tiempo que otras personas. Me jubilo por una cuestión de edad”, explica en una entrevista a LA VOZ.
La historia de esta mujer es la de una madre coraje que enviudó antes de tiempo y tuvo que aprender un oficio para sacar adelante a sus hijos de 11 y 13 años. “Nunca había trabajado fuera de mi casa ni me gustaba, porque la verdad es que soy muy maruja, pero me vi obligada a cambiar de vida”, expresa con sinceridad.
Así llegó a la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos. Tras pasar temporadas intermitentes por certificados, giros y otros negociados, decidió dedicarse al reparto en busca de mayor estabilidad. Y ya lleva más de una década como cartera del Zapillo.
“He pasado de sorprenderme por el hecho de que me pagasen por echar cartas al buzón a sentir la satisfacción de haberme ganado mi sueldo”, señala con franqueza como balance de su trayectoria.
Lo que más y lo que menos le gusta del oficio
Lo que más le gusta de su oficio es el trato con la gente. “La gente me conoce y el 90 por ciento es muy agradable y me ayuda”, asegura.
Gracias a su simpatía y carisma, María Rosa Navarro es muy querida entre sus compañeros, que la han apodado ‘La bueli’ (sus cuatro nietos la llaman ‘omaíta’). “A mis niñas del 7 y la gente de la Unidad de Reparto 2 los llevo en el corazón. Y a mis jefes Alberto Cano y Antonio Segura”, dice.
El estrés y el cansancio físico constituyen, sin duda alguna, las cosas que peor lleva del día a día. “Hay veces que tengo que andar más de cuatro horas tirando de un carrito que pesa. Aunque llevo calzado cómodo, recorrer de la avenida del Mediterráneo a la de Cabo de Gata y volver a la oficina de Sierra Alhamilla ya se me hace duro”, valora.
María Rosa aparcará el carrito el próximo 15 de julio con la memoria repleta de anécdotas. La más especial, quizá, es la que tiene que ver con su pamela y el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, cuando se puso una bandera española en el sombrero para celebrar la victoria de la Selección. “La gente me paraba para decirme que era la cartera más chula de Almería”.
Entregar un certificado y que el destinario lo abra santiguándose, tener que leer una carta a una persona mayor mal de la vista y sufrir la curiosidad de un vecino que quiere saber lo que entrega al de al lado ya forman parte de una experiencia vital que le ha permitido ver cambiar el mundo. “Ya sólo echamos al buzón recibos del banco, las cartas personales están en peligro de extinción”.